Primero, un mea culpa. El viernes una antigua lectora me estuvo echando un rapapolvo: Decía que últimamente esto no es lo que era, y que últimamente no escribo más que gilipolleces. Naturalmente como es un encanto de mujer no me lo dijo así, y tal vez se refiriese sólo a tanto hablar de fútbol, que quieras que no es un tema que a ella le importa más bien poco, pero, haciéndole caso al título de este post, tiene razón, y yo lo vengo sospechando desde hace tiempo. Pero es que muchas veces desvariar sobre tonterías es una forma más bien cómoda de no contar las cosas que a uno le roen por dentro, no porque no quiera contarlas en el blog, que podré contarlas o no, según, sino porque escribir implica pensar, y cuando uno anda dándole esquinazo a la realidad no es muy bueno eso de ponerse a pensar.
Bueno, no es que no sea muy bueno. De hecho seguramente sea bueno, pero aceptar las cosas como son es algo que puede ser incómodo y desde luego es mucho más deprimente que recurrir a la fantasía y a los sueños, sobre todo si uno tiene la imaginación suficiente como para imaginar, para cada revés de sus fantasías, una explicación esperanzada y cogida por los pelos que justifique todo el tinglado mental que uno visualiza para arrullarse y poder dormir por las noches. Hasta que claro, aparece la realidad con su puta manía de llevar la contraria y uno se la pega... y por prevenir ese tortazo supongo que es bueno aceptar las cosas como son, hacerlas caso y llamar a los sueños por su nombre, sueños, y no ponerles cartelitos en los que ponga "futuro probable".
Este fin de semana he estado haciendo terapia en ese sentido: Con esa valentía que sólo nace de los tirones de orejas o del miedo a romper cosas valiosas he intentado andar por ahí mirando lo que en realidad es, y no lo que podría ser o yo querría que fuese o estaría de puta madre que fuese, a ver qué había. Lo que había recibe, creo, el nombre de mundo real, y la verdad es que no parece un mal sitio, visto lo visto. Claro que el mundo nunca parece un mal sitio cuando uno se ve rodeado de los cronopios más adorables del mundo, que por inexplicables motivos se empeñan en ser amigos de esta criatura del pantano que teclea estas palabritas rancias. Y así me desperté, más en el sentido de levantarme de la cama que en el de terminar de dormir, porque para terminar algo hay que haberlo empezado antes, y todo parecía horrible y nefasto, y después de una primera dosis de realidad la verdad es que el mundo parecía una inmensa boca llena de afilados dientes que apuntaban todos a una a mi pobre corazoncito taquicárdico, pero como a mi edad ya puedo llamarme perro viejo, porque siempre he sido un poco perro y para ser un perro tengo un taco de años, pues ya me sé algún truco para conjurar la desesperación, y así, decía, me desperté y decidí que lo único coherente que podía hacer era coger el coche y recorrer 30 kilómetros para ir a echarles unas fotos a unos edificios en ruinas que una vez creí ver desde un autobús, y enterados dos de estos benditos cronopios saltaron dentro de mi coche en lugar de ser razonables y dejarme marchar para buscar refugio en un bar refrigerado, bien cerca del grifo de la cerveza.
No encontramos las ruinas, pero sí unas sospechosas naves industriales de nueva construcción, aunque sí que encontramos una vieja avioneta encaramada a lo alto de un palo, como si fuese un pajarillo, que nos sirvió para hacer un homenaje fotográfico más bienintencionado que eficaz a Con la muerte en los talones, del que supongo que subiré alguna foto esta semana, y luego buscamos refugio en La Fakultad, que es un bar de Talavera que tiene miles de millones de clases distintas de cerveza y la sana manía de hincharle a uno a comida, donde asistimos a la parte divertida del Portugal - Inglaterra, los penaltis, y ya de paso vimos la clasificación de la Fórmula 1, y total, que según volvíamos al pueblo yo me iba preguntando qué les había pasado a los dientes del mundo, que aquel par de individuos habían conjurado a base de cantar canciones, contar chistes y demás tonterías que puedo resumir en estar cerca y ser como son.
De uno de ellos ya he hablado y hay hasta una foto suya en el fotoblog: Mi primo Perico, que se merece que le levanten una estatua a la Mejor Persona del mundo. Cuando llegamos al pueblo el hombre se fue a su casa, donde tenía un proyector que ha cogido prestado del almacén de deshechos de su trabajo, para poder reunir al barrio, es decir, a sus padres, sus tíos y los vecinos, y ponerles en el patio de su casa la película de Gato negro, gato blanco. Y yo me pregunto ¿por qué coño no seremos todos así? Porque yo esa película la he visto unas cuantas veces, y sé que es una inyección de optimismo y de euforia, y vale, yo cuando conseguí el DVD obligué a mis padres a verlo, pero ¿a quién más se le puede ocurrir reunir al barrio en pleno para improvisar una sesión de cine al aire libre?
Imagínate cómo tuvo que ser aquello: Los tíos, los vecinos, con su media de edad rondando el medio siglo, con sus antecedentes rurales, contemplando esa obra de arte de la Yugoslavia rural que a pesar del barroquismo de Emir Kusturica tanto tiene de universal y tantos ecos tiene que despertarles a la gente que ha nacido, ha crecido y se ha criado en un entorno rural como el pueblo era y ahora, en la medida en que la play station no lo impide con las nuevas generaciones que no saben lo que se pierden, sigue siéndolo. Imagínatelos muertos de risa cada vez que aparecía el plano del cerdo hambriento de gustos algo extraños, o con el romance motorizado de la gitanilla cantarina y el chaval picarón, o con las patochadas del padre o los delirios de los abuelos. En serio, hay que hacerle una estatua a mi primo, y que sea bien grande.
No teniendo bastante con eso luego salieron de su barrio para bajar a buscarnos por los bares, donde empezamos con mi sospecha de que todo el mundo se había puesto de acuerdo para subirme la moral a base de dejarme ganar al futbolín, y terminamos cerrando bares e inaugurando el día cantando coplas y dando palmas en un bar.
Así que aunque sé que desde un punto de vista razonable no tengo ningún derecho a ello, me erijo en juez de mi nuevo archienemigo, el mundo real, las cosas como de hecho son, y después de un fin de semana recopilando información, emito mi veredicto:
Las cosas podrían ser de otra manera, sí.
Pero aun siendo como son vivir es una gozada, y no puede ser de otra manera si en la vida hay gente como esta.
El mundo, por su parte, también se proclamó juez, pero en vez de juzgarme me dejó ir con un consejo que me llegó de los labios de un conocido de un bar, que nos estuvo explicando al camarero y a mí sus problemas con la ley por culpa de una imprudencia que por lo visto hizo por amor a una hija que tiene de la que mejor no voy a decir nada, que me conozco. Contó lo que hizo, no contó por qué lo hizo, aunque se imaginase, y con toda la nobleza que tiene dentro de ese corazón que no le cabe en el pecho se hechó toda la culpa que le tocaba y dijo "porque yo soy un borracho, y soy un cabrón... Pero cuando puedo también me gusta ser un caballero".
Yo la vi una frase genial, la verdad.
Y me voy a dormir contento, y no veo dientes por todas partes. Eso está bien.
2.7.06
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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.
Hola¡
ResponderEliminarYo no dudo para nada que seas muy bueno en lo que escribes,pero si creo que tu debes escribir lo que sientas¡¡ si quieres hablar de futbol habla sobre eso y si no de ti o simplemente de lo que tu quieras pero haslo¡¡¡ que por lo que veo eres bastante bueno¡
Creo que el comentario que te hicieron no debe afectarte ya que muchos nos acostumbramos a la escencia de la persona y se nota que tu has llegado a gustar mucho, por eso te exigen un poco mas, pero tu escribe lo que sientas para eso es tu blog.
Besos¡¡
Sí, sí... pero no es que me hayan dicho que no escriba lo que escribo, sino que no escribo lo que siento, y con toda la razón del mundo, te lo digo yo, que quieras que no tengo información privilegiada ;)
ResponderEliminarA MI CI ME GUSTA COMO ESCRIBES. ASLE CASO A TU CORASON, SI TU NO LO ASES NADIEN, OYELO, NADIEN PODRA AYUDARTE.
ResponderEliminarY dale. v_v
ResponderEliminar¡Que nadie ha dicho que no le guste cómo escribo! Ni que no le haga caso a mi corazón. En todo caso, que escriba con él.
No es por incordiar... pero a mí la frase de "porque yo soy un borracho, y soy un cabrón... Pero cuando puedo también me gusta ser un caballero" me suena de lo más Sabinesco... :"(
ResponderEliminarAhora lo de: "y todo parecía horrible y nefasto, y después de una primera dosis de realidad la verdad es que el mundo parecía una inmensa boca llena de afilados dientes que apuntaban todos a una a mi pobre corazoncito taquicárdico"
Me ha llegado al alma... a mi esas cosas también me pasan, pero no hubiera sabido expresarlo tan tan tan... no sé como expresarlo ;)
Las cosas no son como son, son como cada uno las siente. Acabas de describirlo claramente, la misma realidad es distinta según desde donde se mire.
ResponderEliminarMírala de otra forma, aunque a veces sea difícil.
Hombre, a mí me parece que un blog no tiene por qué ser un striptease del alma del autor en cada párrafo, el fútbol y la música también son parte de uno y canalizan nuestros gritos internos una barbaridad, aunque estoy de acuerdo con Jota en que esto sin tetas y culos pierde mucho, macho.
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