13.6.06

Hechicería

¡Quién le iba a decir hace siglos a un friqui como yo que un día terminaría currando en el negocio de la hechicería!

Aquí donde trabajo tengo un aparatito que, así a secas, no vale para nada. Es el ordenador que nos dan. Pero uno puede saber ciertas palabras de poder, ciertos sortilegios así cortitos, que lo van convirtiendo cada vez en una herramienta con más poderes, en una ventana cada vez más nítida, que puedes enfocar hacia donde las palabras te dejen.

Para llegar a esta ventana en la que escribo era necesario saber tres claves, tres palabras mágicas. El ábrete sésamo del ordenador, el abracadabra para acceder a internet, y el susurro íntimo que es mi clave de Blogger. Pero es que para trabajar es increíble la cantidad de palabras que utilizo y he conseguido memorizar así como si tal cosa. Claves de correos, de cuentas de soporte, de programas, de accesos a servidores, de bases de datos.

Y como en toda hechicería existen dos niveles, está ese, el de las palabras mágicas, que uno suelta y pasa una cosa, o se le deja hacer una cosa, y el de la magia elaborada: Este ordenador, los programas que utilizamos y mi linda cabecita se conjuran para convertir una masa de datos a granel, una versión no demasiado simplificada del mundo real, y ordenarlo, ponerlo del revés, mirarlo desde otra dirección y sacar conclusiones al respecto. Así que mi trabajo se puede ver como hechicería de segundo grado, más allá de las palabras mágicas colocamos el mundo de cierta manera y preparamos nuevas palabras mágicas para que otros hechiceros del nivel anterior puedan ver lo que nosotros les preparamos para que vean. Y lo bonito, lo genial que tiene este programa es que nosotros no les preparamos todo lo que podrán ver: Nosotros sólo les damos unos permisos, les damos una herramienta y nos aseguramos de que los datos vayan a seguir viniendo colocados, y cuando nos vayamos ellos se buscarán la vida para buscar nuevas perspectivas y buscar nuevos mundos donde, es lo que tienen los hechiceros, puedan tener coches más potentes, casas más caras, mujeres más guapas y amantes más flexibles.

Yo escucho música y divago al respecto. El mundo está girando, despacito, a toda leche, como siempre. Y cada diferencial de ángulo que gira el presente avanza un pasito, acumula nuevos datos para que nosotros los procesemos, los miremos, los escuchemos, los interpretemos o no, al gusto, y hagamos hechicería con ellos. Claro que en el mundo real es más complicado conseguir permisos de administrador. ¿Alguien sabe cuál es la palabra mágica que da permisos para entrar en todas las camas?

11 comentarios:

  1. Yo sé la palabra majica (que no mágica)para entrar en algunas... pero claro, probablemente no te interese saberla porque casi seguro que no tengamos el mismo gusto a la hora de entrar en camas distintas a las nuestras.

    Lo que si sé es la palabra mágica para que te echen de TODAS las camas...o_Ó

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  2. ¡Ah, es que de esas hay varias!

    ¿Cuál es la tuya? :D

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  3. ¿a cual te refieres? ¿a la majica o a la mágica?

    Te advierto que la mágica es altamente desagradable y no la pienso decir en público y la majica así, a palo seco, me da vergüenza... así que me paice que lo llevas clarinete. jujuju.

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  4. ¡Uy!. No hay palabra mágica, ni llave mágica, que den poder para entrar en las camas de otros.
    Son varias palabras mágicas, y varias llaves mágicas.
    Aunque bueno depende para que se quiera entrar en cama ajena.

    Si es para dormir, seguro que con varios amigos e amigas se puede invadir cualquier cama.
    Para otros menesteres, hay que tener mucha afinidad con el o ella.
    ¡Vaya, digo yo! Cada humano somos un mundo.

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  5. hay que decir "ojete moreno", y sonreir.

    Que disfrutes.

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  6. ¿Y eso funciona? A mí me has puesto cachondo, ¿eh?

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  7. Yo igual, ando palote todo el santo día. Mismamente ahora acabo de estucar lo que es el teclado del ordenador con doble cobertura de una cremosa salsa de hombre.

    Y estoy en la biblio, qué gritos se oyen...

    No por la situación, sino por el olor. Me han cortado el agua esta semana y es echarme el pellejillo patrás y sube un olor a palometa con roquefort... vaya nube de mosquitos se está formando aquí, hostia.

    Oye a todo esto, tú como haces para tener tantas amigas?

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  8. Oh, no sé. Tengo un gran pene, y supongo que se habrá extendido la noticia.

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  9. No iba a mandar más mensajes, pero si no lo digo reviento.
    ¿Tú crees que es por eso? Afortunadamente ya no necesitamos de un hombre para que nos de placer. Las mujeres somos autosuficientes.
    A mí principalmente me gustan tus escritos cuando estás sereno, relajado y escribes con sinceridad. Nada tiene que ver con tu encantador y tu grande falo.

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  10. Pues no, no creo en eso. Lo que empiezo a pensar es que eres un poco lerda.

    Nunca dices nada que no resulte obvio, lo que cuentass no tiene ningún interés y o no entiendes lo que digo, o no entiendes que estoy de coña. Así que si consigues no mandar más mensajes aportarás mucha tranquilidad a mi vida. Gracias por adelantado.

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  11. Gracias por los piropos de lerda y cursi, son muy sutiles.
    Ha sido un placer leerte. Que te vaya muy bonito en la vida, chao.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.