15.6.06

¡Hai-yo-hu-ah-hai-yo-hu-ah!

(Ese ruido soy yo cantando la danza de la lluvia, y si el canto te parece de risa deberías estar viéndome bailar)

Pues sí, pues sí, ¡que suene el Riders of the Storm de los Who, el Storm de Blackmore's Night, el Back to Times of Splendor de Disillusion y demás canciones que le hayan cantado a las tormentas! (y no digo más porque tampoco es cosa de saturar y porque, la verdad, ahora mismo no recuerdo más) Esta mañana no le dio tiempo al despertador a hacer su trabajo. Para cuando quiso sonar yo ya estaba despierto por culpa de la lluvia y los truenos, y de todas formas no he podido oírlo, con el escándalo del agua, cuando por fin se ha arrancado tímido y con voz ofendida: Esta mañana aquí ha caído agua para llenar doscientos pantanos, con truenos y relámpagos a porrillo. Total, que he salido de mi casa dando brincos entre los charcos oceánicos, con cazadora y zapatos, intentando que no se me volase el paraguas y que no se me cayese el portátil a una sima. Y el coche, oooh, ayer parecía un muestrario de polvo y hoy resplandecía, su piel brillando como la de un delfín, los limpiaparabrisas deseando batir records de velocidad y demostrar que los diseñan para funcionar durante tifones orientales, las luces contentas de poder funcionar tan tarde (¡a quién no le gusta trasnochar!). Así que me he puesto un disco de Agalloch, que no voy a decir cuál porque mira si fuese el último, Ashes Against the Grain, que sale el 8 de agosto, qué clase de valores estaría transmitiendo a los niños, y zas, me he metido de cabeza no ya en un atasco, sino parafraseando a Sadam Hussein la madre de todos los atascos. Hay una calle que cruza mi barrio y que yo debo recorrer, como el protagonista de Back to Times of Splendor, y he tardado en cruzarla cosa de 50 minutos o una hora. Pero claro, yo eso aún no lo sabía, así que me he visto ahí y ¿qué he hecho?, pues lo que es de rigor en estas ocasiones. Nervios, gruñidos entre dientes, miradas al reloj y mala leche en general.

Pero entonces esa vocecita que a veces dice tantas tonterías me ha dicho: A ver, ¿tienes prisa? No. ¿Te gusta la lluvia? Sí ¿Estás cómodo? Sí ¿Te mojas? No ¿Te puedes divertir más aquí que en el trabajo? Hmmm... bueeeno, sí, por lo menos era toda una novedad... así que me he puesto el disco a tope, me he puesto cómodo y me he dado el gustazo de concentrarme en él enterito, mientras de vez en cuando tocaba el embrague y el freno, y muy de vez en cuando raspaba el acelerador con la suela. Y el mundo tan gris, la lluvia tan densa, las luces tan sesgadas, tan húmedas, tan metálicas y tan centelleantes, y la música tan propia, porque, convencido estoy, Agalloch se inventó para los días de lluvia.

Total, que cuando salía de Leganés he terminado el disco, y por contrastar me he puesto otro disco, este soleado: El sentimiento garrapatero que nos traen las flores, de Los Delinqüentes, que nunca cansan por mucho que los pongan y menos aún después de haberles visto otra vez la semana pasada (encima, ahora que lo pienso, en otra noche de lluvia torrencial: No, si al final mucho ser de Jerez y poco llover pero joder, van a terminar pareciéndome gallegos), así que imagina la estampa, el resto de los coches llenos de gente más o menos furiosa, resignada o impaciente y yo dando palmas y cantando a gritos cosas como

Soy un bohemio de la vida que yo no tengo ná que ver
con los bigotes señoriales que se pasean por Jerez
yo ya no tengo obligaciones yo ya no tengo mas que ver
los charquitos de la plaza cuando termina de llover

los dias de colores...
en la plazuela...
fumando flores...

¡El aire de la calle a mi me huele a goma fresca!
yo lo asumo me lo fumo, y me escapo por la cuesta
qué pena, mira que pena, que mi mechero no tiene piedra
quién pudiera, ay quién pudiera, pintar colores en la arena...


Total, que metido en esa canción ha muerto el atasco, la tormenta se ha ido prometiendo volver esta noche y zas, el cielo se ha vuelto azul y ha salido el sol. Y yo he llegado a trabajar como una hora y veinte minutos tarde, con una sonrisa enorme y cantando a ratos entre dientes y a ratos no tan entre dientes, con la tranquilidad que da que los atascos no sean culpa mía y sin saber que al fin y al cabo que yo llegase tarde o pronto daba igual, bastante tenía la pobre empresa con sacar ordenadores fritos de las partes que se le han inundado (es la primera vez que veo una empresa a punto de naufragar tan literalmente).

Qué grupos, qué música, qué alegría. Y qué pena que se muriese el Migue, con esa alegría que tenía el hombre, con esa tristeza de mecheros sin piedra y de sangre envenenada. Y qué huevos los de sus amigos y compañeros, de seguir sacando discos, después de aquello, tan pachangueros y tan alegres como siempre, y qué don ese de poder montar las fiestas que se montan y, todavía, acordarse del amigo muerto, y dedicarle el espectáculo, y convertir un recuerdo triste en lo que deberían ser los recuerdos de los seres queridos, actos de pura alegría.

Hoy no, porque es jueves y me estoy reservando, pero ¿mañana? Mañana le voy a meter un buen viaje a una botella de whisky, y va a ser a la salud de ese pedazo de artista.

Y ya vuelve a chispear: Mi canción funciona. ¡Hai-yo-hu-ah-hai-yo-hu-ah-hai-yo-hu-ah-hai-yo-hu-ah!

(postdata: Mira que pinta de inocentes tenían anoche las nubes, y con lo que nos han sorprendido esta mañana. Ay pillinas.)

7 comentarios:

  1. Es lo mejor que has podido hacer ante semejante atasco, relajarte, ponerte cómodo y disfrutar mientras escuchabas tú música y avanzabas a pasos de tortuga.

    Seguro te has perdido un detalle y es ver y oír como las gotas componían en tu carrocería del coche una suave melodía, y ver las burbujas que forma la lluvia al caer y ser acunadas por el pavimento. Éstas tienen diferentes colores, y son como pequeñas naufragas sin destino. ¿O tal vez si lo has sentido y visto? En la próxima tormenta, si te apetece lo observas. ^ ^
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  2. ¡Ya sé que era lo mejor, por eso lo hice!

    Y no seas cursi, pobres gotas de agua. Ya las escuché bastante en el paraguas, cuando iba al coche, y sinceramente, si tengo que elegir entre escuchar Agalloch o oír llover escojo, como hice, las dos cosas.

    En serio, no te molestes en recomendarme cosas que no vale la pena, si a mí ya se me ocurre como divertirme solito :P

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  3. ¡De verdad de vedad!, a veces eres algo pedante. ¡O mejor diría muy pedante! chao bambino

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  4. No soy yo el que ha escrito "ver y oír como las gotas componían en tu carrocería del coche una suave melodía", o "y ver las burbujas que forma la lluvia al caer y ser acunadas por el pavimento", o "tienen diferentes colores, y son como pequeñas naufragas sin destino", ejem.

    Si alguien anda pecando de pedante por aquí eres tú. Yo me limito a ser un tocapelotas, especialidad de la casa.

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  5. ¡OH no! ¿Pues yo no era cursi?
    Pues he de decirte, que lo siento, la especialidad de la casa ha fallado, yo no tengo pelotas, así, que no me las puedes tocar.

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  6. Vaya, qué faena, ¿no?

    En primer lugar, cursi y pedante no son categorías excluyentes, y encajas en las dos. Así que sí, eras cursi, y también pedante.

    Y en segundo lugar quiero recordarte que muchas veces las palabras tienen otro significado aparte del literal: Cuando digo tocapelotas no me refiero a que vaya a tocarte las pelotas, independientemente de que las tengas o no, de la misma forma que no se entiende que un imbécil sea obligatoriamente alguien incapaz de caminar sin bastón, o que tú, por ejemplo, no lo estés siendo (tocapelotas) pese a estar a mucha distancia y no alcanzar a tocarme los huevos.

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  7. Nada más lejos de mi intención tocarte nada y, menos esas partes bajas tan blandas.
    Nunca se sabes cuando uno está de humos o de humor.
    ¡Vay metedura de pata!

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.