En algo hay que malgastar la última mañana de trabajo, y ya que estoy escuchando Porcupine Tree, por qué no hacerles un poco de merecida publicidad y de paso contar la historia de una banda que tiene su misterio.
Bueno, pues la historia comienza con una banda llamada The Porcupine Tree (en realidad naturalmente la historia no comienza por aquí, porque ninguna historia comienza por ninguna parte, pero se puede empezar por este hilo y tirar de él, y al final terminaremos viendo el mismo cuadro que tirando de otros hilos pintan porcupinetree.com y Wikipedia), donde tocaban músicos como Sir Tarquin Underspoon y Timothy Tadpole-Jones, además de una constelación de intérpretes como, por decir el único que conozco, Linton Samuel Dawson (Wikipedia hace incapié en las iniciales de este último). The Porcupine Tree fue un oscuro grupo progresivo de los setenta, una de esas bandas de gente desconocidos que alcanzaron su cuota de gloria y su ración de olvido en plena era del LSD, la psicodelia y la exploración musical. Sobrevivieron los que todos conocemos, y a saber cuántas bandas padecieron la suerte de The Porcupine Tree.
Aunque algo quedó de ellos, un fan: Steven Wilson, un joven programador fan de una música casi más vieja que él y que a sus veinte (en 1987) apareció con una cinta de aquella banda desconocida, Tarquin's Seaweed Farm, y empezó a hacérsela escuchar a sus amigos y conocidos. Les gustó. Le dijeron que la llevase a algún otro sitio, así que él empezó a mandarla por correo a revistas musicales y sitios así. Uno de los blancos de aquella casette fue una revista que se llamaba Freakbeat que estaba pensando en montar una discográfica, Delerium, así que escucharon la cinta y por lo visto les gustó algo de ella, así que intentaron ponerse en contacto con ese grupo desconocido para meter una canción suya en una compilación que iban a sacar así para empezar. La cinta traía información sobre el grupo, pero no era de mucho interés si lo que uno pretendía era contactar con el grupo (excepto tal vez por un cierto caracter disuasorio, pues el librillo incluido hablaba en su historia de entradas y salidas de prisión, de peleas y de todo tipo de calamidades). Así que le escribieron a Steven Wilson.
Pero Steven Wilson no podía ponerse en contacto con nadie, porque Sir Tarquin Underspoon y compañía no existen. Steven Wilson se los inventó, en una broma compartida con un amigo suyo, porque había aprendido a tocar la guitarra y el teclado el solito y se había montado un pequeño estudio en casa, pero le daba vergüenza ir con su música a ninguna parte y que la gente pensase "otro chaval que cree que es Hendrix tocando en el dormitorio de casa de mamá". Según el mismo Steven Wilson, como todo era un chiste la gente se lo tomó tremendamente en serio.
Y así nació Porcupine Tree. Steven Wilson componía y tocaba todo, ayudándose en lo que no podía tocar de baterías artificiales y efectos de sonido. Así sacó un par de discos. Además tenía otro grupo, No Man's Land, absolutamente distinto a Porcupine Tree, y este grupo pudo firmar un contrato con una discográfica y Steven pudo dejar su trabajo de ocho horas como programador y dedicarse de lleno a hacer música. Aquello debió despertarle el gusanillo de las giras. Pero para tocar en directo necesitaba un grupo. Y la idea de grupo tiene su romanticismo, su mito, su misterio, ¿quién no ha soñado alguna vez con ser estrella del rock e ir por el mundo haciendo fotos raras, comiendo cosas extrañas y tocando cada noche en un sitio? En general se sueña y luego uno se duerme, quedándose con las ganas, pero como el señor Wilson podía, reclutó un grupo de músicos y Porcupine Tree, después de ser una banda inexistente y luego un proyecto de un sólo hombre, paso a ser un grupo. Y bastante estable. Hasta el 2002, no cambió un solo miembro de la plantilla. A pesar de haber sido el padre de la criatura, todos los músicos contribuían a la música, que ha ido cambiando de disco a disco, devaneando con la psicodélia, con lo progresivo y con toques de metal (siguiendo la ferocidad hambrienta del padre de la criatura por la música), pero apañándoselas para mantener siempre un sonido distintivo y que disco a disco viene siendo aún más perfecto (resulta que Steven además de aprender a tocar aprendió a producir la música, de hecho ahora también trabaja de productor, bordándolo en grupos que van desde el rock progresivo de aires retro de Paatos hasta el death metal melódico-progresivo de Opeth).
Según él, de todas formas, ellos no hacen rock progresivo, sino rock a secas. Pero se curran tanto el sonido, buscando las texturas más perfectas posibles, que eso hace que la gente sienta que son un grupo progresivo. Así que en realidad serían un grupo de rock con un sonido intrincadamente progresivo.
A mí, personalmente, me vuelven loco, claro está. Tienen otra gran virtud para un adicto a la música, aparte de la variedad estilística: Son realmente frenéticos a la hora de sacar cosas extrañas. Sus discos salen al ritmo habitual, uno cada tantos años. Pero el vacío intermedio se llena con oscuras piezas que aparecen por ahí y que pueden ser desde 40 minutos de improvisaciones mientras grababan un disco a un directo en una radio polaca.
En fin, lo último que sacaron fue Deadwing, en el 2005. No pierdo la esperanza de que monten una segunda gira, como hicieron con el disco anterior, In Absentia. Y si no, espero que saquen pronto otro, porque pocas veces puede uno oír un grupo de tanta calidad que se curra tanto el sonido, que convierte cada concierto en un espectáculo que a veces cruza la frontera con el cine (convirtiendo la música en banda sonora). Quiero volver a ver a Steven Wilson descalzo sobre una alfombra, y aletear entre el humo esculpido en tonos oscuros en brazos de la música.
Pero bueno, tarde o temprano vendrán, y les estaré esperando.
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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.
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