28.1.06

Oh, sí, mi agente.

La pobre me pidió que escribiese de ella. ¿Afán de protagonismo? No, bueno, no. La pobre cree que escribo bien, y le gustaría meterse por dentro de mi prosa, y ver qué tal está, y luego leerse, y mientas lee decir "eh, ¡esa soy yo! ¡¡¡Soy yo!!!". La pobre. En los asuntos que no implican directamente su persona es muy optimista. Por eso es mi agente. No porque piense que vayamos a ganar ningún dinero (no, al menos, gracias a su trabajo como agente. Me paga cañas, pero no me hace ganar dinero. Claro que tampoco hay con qué ganarlo), sino porque así me apoya. Entendiendo apoyar como dar la brasa, como recordarme que tengo un don que diseminar por el mundo en forma de palabras agrupadas con un sentido por lo menos relatovo. Se equivoca, claro, no hay ningún don, pero se agradece que alguien pueda cometer ese error.

Quería hablar de mi agente y zas, en el mismísimo primer párrafo, oh, qué cosas, ya estoy hablando de mí, que si mi tal, mi cual, bla bla bla. Que no, que no, que voy a hablar de ella.

Mi agente, hoy (o ayer), viernes, no salía. Se iba a casa, a ver Lawrence de Arabia y La Cena de los Idiotas, y a comerse un montón de bombones. Nadie se los ha regalado, ni los ha robado de regalos de la familia próxima. Es que dice que es absurdo, gustándole los bombones, que no los coma más que cuando se los regalan o se los regalan a alguien a quien ella pueda sustraer la ración mínima de supervivencia, digamos dos docenas de proyectiles chocoláceos rellenos de dulces licores. Con toda la razón del mundo, claro que sí.

Gran mujer. Tiene una especie de alergia asustadiza hacia la felicidad; un retorcido sentimiento de culpa de origen profundamente bíblico que le hace sentirse culpable cuando es feliz, y satisfecha por el deber bien cumplido cuando consigue no serlo. Pero dentro de sí tiene un lado malo, que se rebela contra esa contradicción, que protesta, e intenta ser feliz cuando tiene ganas, y odiar no serlo cuando no lo es. Y yo soy el agente de ese lado malo. Ella no lo sabe y sólo lo sospecha; no ha dejado de notar las alianzas ideológicas de ese subgrupo revolucionario que lleva dentro y su cliente y amigo. Y no sabe, y sólo sospecha, que esa voz maligna, que pretende disfrutar de la felicidad y huir y aborrecer la culpa, la pena y la áspera lluvia de los lunes por la tarde, tiene la batalla ganada. Y no sospecha, sabe que lo merece, pero hasta que no lo logre jamás admitirá creer tal cosa.

Como agente es lamentable, las cosas como son, hay que ser sincero. Pero como persona, como amiga, es impagable.

1 comentario:

  1. Como dijo Maribel en algun lugar de este blog, por alusiones:
    jajajajaja al final no hubo pelicula (no sea que minara mas lo imposible) pero tuve estupendas conversaciones con amigas en comun (que no solo te tenemos en comun a ti si no ademas la opinión sobre tu "don" :P)pero si cayeron los bombones jajajaja.
    por lo demas.....gracias, por que en algun momento habrá que liberar a la "vero mala" (según tu, claro!) y soy consciente de cual es tu labor en eso :D
    (pero vaya puñalada trapera jajajaja escribir de mi cuando no puedo leerlo!!!!que traicion a mi ego!!!)
    Y de lo demas.....ya hablaremos :P

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.