21.1.06

Los poderes que dominan el mundo

Suelen divirse en tres clases, habitualmente:

1. El Bien, representado por George W. Buch, digo Bush, Jean Claude Van Damme, Ratzginer a.k.a. Benedeeetto Sedicheeésimo, José María Aznar a.k.a. El Tipo Gracioso Del Bigote Inmóvil (que tan bueno era entendiendo lo que la masa electora opinaba, en realidad, sobre la guerra), Jesucristo, el acalde de derechas de mi pueblo (desde aquí, un afectuoso salido para ese patán dicharachero), los Jedis, Harry Potter, Harrison Ford, Gandalf, Aragorn y gentes afines.


2. El Mal, representado por Osama Bin Laden, los Sex Pistols, Satanás, Hitler, los tipos que vigilan que los coches tengan sus papelitos en las zonas de aparcamiento restringido (también conocidas como Todos Los Sitios, casi), Rasputín, Julio Anguita, yo (no me dejes que la modestia me impida ser sincero), la SGAE, los sindicatos, los mendigos, los inmigrantes, Darth Vader, Sauron, Alan Rickman (el malo de Robin Hood, Príncipe de los Ladrones y La Jungla de Cristal y, claro, el mismísimo Severus Snape en las pelis de Harry Potter) y gentes afines.

3. La Zona Mixta, representada por los jubilados que miran las obras, las señoras que exigen un asiento en el metro, los hippies, los músicos pop y las muchachas con gafas y chaquetas de lana que leen libros de Neruda fumando Chesterfield a solas en las cafererías.

Pero como todas muchas clasificaciones, es incompleta, como demuestra Internet, que hoy día como lo contiene casi todo lo demuestra casi todo: Existen, al menos, dos clases más: Por encima de El Bien, Lo Mejor, y por debajo de El Mal, Lo Peor, y así por ejemplo si la Wikipedia es algo Bueno, Mejor aún es la Uncyclopedia (aunque en vez de una foto suya subiré otra foto de una integrante de esta categoría, que alegra más la vista, Naomi Watts).


No es la primera vez que visito ese sitio, que siempre sirve para arrancarle a uno un par de carcajadas y deja esa tranquila sensación de ser consciente de que, en el fondo, a uno no se le va tanto la cabeza como a la gente que escribe ahí. Pero a lo que iba, la navegación de esta mañana de sábado, tan caótica como tiene que ser toda navegación mañanera sabatina, me ha llevado por un mar infestado de foros donde obsesos del Juego me han hecho perder unas mil veces (mira el post de más abajo del Juego, si no sabes de qué hablo. Por cierto, naturalmente acabo de perder El Juego), y de ellos a la página de la Uncyclopedia al respecto, que además de la ineludible cita de Oscar Wilde, da las reglas de nuevo, añadiendo además una reflexión sobre la que de hecho es la única forma de ganar. Dice, de nuevo, que 1. si piensas en El Juego pierdes El Juego, que 2. si pierdes, debes proclamarlo a los cuatro vientos, que 3. una vez explicadas las reglas empiezas a jugar, y una vez empiezas no puedes dejar de jugar, que 4. cuando oyes a alguien perder pierdes, y debes odiar profundamente al otro jugador, y aquí la reflexión, que 5. la única forma de ganar El Juego es olvidarlo, pero de verdad, honestamente, no recordar nada de él; si eres consciente de la victoria entonces pierdes de nuevo.

Lo que convierte El Juego en algo más que una maravillosa perversión lógica, dándole el comportamiento que, algunas veces, tiene esa cosa que llamamos felicidad.

1 comentario:

  1. Te estaré eternamente (qué conste figuradamente) agradecida por el descubrimiento de hoy... la inciclopedia.
    Aunque puede que con este descubrimiento, mis visitas a tucamasinhacer (virtualmente hablando, que conste también) sean un poquitin más esporadicas.

    Graciasgraciasgracias. Y ya. Que luego exiges cañas de coña. ;)

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.