Yo sigo con mi propósito faraónico de no convertir esto en un blog victimista y quejica al uso, pero la RENFE intenta ponérmelo difícil. Cuarenta minutos de retraso, esta mañana, por una avería en algún misterioso punto entre las casas de todo el mundo y Atocha, que hacía que los trenes circulasen por una sola vía, como nos contaba un altavoz dicharachero, y cada ocho minutos, que por cosas de la vida al final han sido unos cuarenta. Como siempre en estos casos, ha comenzado a brotar la crispación social, que la RENFE ha combatido organizando actividades lúdicas; una versión libre del comienzo de Humor Amarillo, cuando la horda japonesa corría colina arriba camino de las pruebas que iban a demostrar cuál de todos ellos tenía menos miedo al ridículo y a las luxaciones: "El próximo tren dirección Atocha llega en dos minutos y entrará por la vía... eh... dos... sí, sí, esta vez ¡dos!", y tropel de gente correteando escaleras abajo, cruzando la estación, galopando escaleras arriba y golpeándose para hacerse hueco en el anden repleto.
Claro, yo en seguida lo he visto como un complot para que empezase a quejarme aquí: Entre eso, que es lunes, que iba a llegar cosa de diez mil millones de horas tarde al curro, que acababa de despertarme y que no me importaría no haberlo hecho (desperarme) hasta ahora, que escribo estas líneas, entre la señora que me daba codazos dispuesta a pelear hasta la muerte por un lugar preferente en el andén, no me extrañaría nada haberme quejado. Pero no. Lo único que he sentido era risa y jolgorio. ¡Y lo digo sin sarcasmos, eh! Era gracioso estar en el andén abarrotado, y ver cómo la gente desprevenida y recién llegada iba llegando al destinado a criar telarañas. Miraban extrañados a aquel montonazo de gente que abarrotaba el lado usualmente semidesierto, del que de vez en cuando salían risitas perrunas, y generalmente no ataban cabos hasta que el tipo del altavoz ratificaba la última decisión sobre el andén bueno. Y ale, todos a correr, ¡que el tren viene en dos minutos! Curiosos relojes tiene esa gente.
Yo me lo he pasado bien. Además, cuando llego tarde, como ya llego tarde, pues se me quita la prisa (aunque no te preocupes, que esto sólo me pasa con el trabajo. Cuando quedo contigo y llego tarde me muero de impaciencia), así que hasta me he dado un pequeño paseito antes de entrar a la oficina. Lo único malo era que no tenía nada que leer, ni lo tendré hasta que esta tarde vaya a comprar refuerzos. No sé qué será de mí en la sobremesa, sin páginas de postre.
Bueno, seguro que no me da por quejarme aquí.
...Ni en ninguna parte, soy horriblemente feliz. Feliz hasta caerme mal cuando me veo reflejado en un cristal. Así no tiene mérito no quejarse, lo sé. Pero la intención es buena.
Por cierto, las fotos de no son mías, las he sacado de esta página donde alguien ha subido sus fotos, se ve, pero sin nada más. Y a mí que me haría ilusión decirle a quien sea que tiene fotos muy chulas y pedir permiso para plantarlas aquí...
Sean de quien sean, haremos esto. Si por un casual llega aquí y le parece mal, yo las quito, palabra de niño bueno.
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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.
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