15.6.10

una reflexión rápida sobre el Mundial y la gente de pueblo

Yo soy de campo, y eso es un hecho sabido. Y la gente de campo es gente cercana al terruño, local, mira más al suelo, por si hay residuos orgánicos de grandes bovinos, o al cielo, por si llueve, que al horizonte.

En estos tiempos eso no suele ser tan dramático como, supongo, sería en tiempos inmemoriales, cuando no había wifis ni emepetreses ni interné ni iPads. Eso nos hace abrir algún resquicio al mundo. Yo, por ejemplo, tengo el mío, y por eso escucho tanto death metal sueco. A otros entes esencialmente rurales, por poner otros ejemplos de grietas en la coraza localista, les da por hacer snowboard, bailar salsa, enviar postales desde Sri Lanka o practicar tai chi entre las tomateras.

Pero seguimos siendo lo que somos, porque así nos han parido, y siempre hay costumbres que resisten. Como por ejemplo, que lo raro, lo lejano, lo remoto no ya te sorprenda, sino que a veces te de risa, porque sólo puedes enfocarlo desde el terruño, desde la distancia infinita.

Es por eso que los mundiales son la leche de graciosos, porque va gente rarísima de todos los confines del mundo que fueron creados en las clases de geografía de sexto de EGB como manchitas en esa pelota azul que, sabíamos por el cine, era la Tierra. Y entonces podemos darnos el gustazo de jugar, con personas, a ese juego ineludible de pensar que qué risa dan los nombres que no nos son familiares.

Total, que viendo partidos y partidos del mundial se ha montado un campeonato paralelo para ver qué equipo tiene en sus filas al futbolista que más risas flojas provoca.

Inauguró el campeonato Alemania, que tiene un jugador que, lo pronuncien como lo pronuncian, a cierta joven promesa de la literatura y a mí, que vimos el partido juntos, no dejó de sonarnos como "Metesaca". Era mencionarlo el comentarista, y sonar, bajitos y felices, nuestros "ji ji ji" a dúo.

Enseguida empató Italia, con un jugador al que la periodista integral con la que vi ese otro partido y tu humilde servidor sólo podíamos oír llamar "Tonto'l'higo".

Y hoy presentaba su candidatura Brasil, de quien sospechábamos la estrategia, porque en fin, Kaká no es que suene a lo que suena, es que se llama así. Pero cuál ha sido mi sorpresa y mi tremendo jolgorio al descubrir, al comenzar el partido, que Brasil va ganando por goleada y que se lo curra como nadie, porque no solo tiene a Kaká, no, también tiene a su origen: hay un tipo al que no paro de escuchar llamar, cada vez que toca la pelota, "El Ano".

Y luego habrá quien diga que el fútbol no es gracioso.

1 comentario:

  1. Hay uno en Grecia que se llama Karagunis y siempre que lo oigo pienso, si pero, ¿de cual tiene la cara? ¿Sloth? ¿Data?

    Y en Eslovaquia hay uno que con oir su nombre sabes su función: se llama Estorbas el tío.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.