17.4.10

barrio nuevo, dramatis personae vecinal nuevo

Intramuros del Palacio, pese a los de las lanzas, viven más personajuelos. Les hago unos breves trazos, para cuando hable de ellos, que suenen.

Primera y principal es Olivia, nuestra vecina de debajo. Los fines de semana lluviosos son una bendición porque la confinan en su casa. Cuando el buen tiempo arrecia ella campea por el patio, profiriendo gritos, alaridos, amenazas de muerte, a veces, a cierto vecino del tercero.

Tiene cinco años, o así, y es tremendamente simpática. Y literal. Una vez blandía una espada de plástico y la Muchacha la interpeló alabando la calidad de su acero: Olivia se detuvo, canceló la sonrisa, le clavó la mirada y la respondió "es de mentira". Pero sin alevosías: cuelga de nuestra nevera un retrato de ella (la Muchacha) firmado por ella (Olivia).

Segundo, el Vecino Escritor. Es mayor, bigotudo, adicto al tango y a las visitas, preferiblemente jóvenes y de buen ver, y a ver documentales bizarros temprano por las mañanas, a un todo volumen misteriosamente no molesto. Cruzaba yo ahora ante su ventana y ahí había una, sorbiendo un mate bajo sus gafas de pasta y su exhuberante melena.

Terceros son los vecinos Nazis Gays. Son lo segundo, pero profesan simpáticas (no es ironía) actitudes definitivamente próximas a lo primero (que a su vez sí es ironía). Comparten con la Muchacha sus visiones de un mundo ordenado sin pintadas en paredes y puertas y sus propuestas de castigo para los ladrones de bicicletas. A mí sobre todo uno me da muchísimo miedo, con esos hombros anchos como pórticos catedralicios.

Cuarto es El Ilegal. Es un cargo rotatorio y le corresponde por riguroso orden de contratación a los alquilados que el hijo de una ex-portera introduce en la portería. Con el genial golpe, por su parte, de que la portería no es propiedad suya, sino de la comunidad, pero el tema, enfangado en juicios, es ya añejo. Al anterior Ilegal le exorcicé yo una noche de verano y de Salsa a volumen excesiva, en un legendario duelo en el patio, en uno de mis raros momentos de valentía (tengo el contador, a lo largo de toda mi vida, en un total de dos. El otro punto viene de la noche en la que dije "bueno, pues me voy" y en vez de irme besé a la Muchacha).

Y Quintos y últimos son la cuadrilla de obreros de europa del este. En un edificio palaciego como este tienen trabajo para lustros, y pasan las mañanas fumando tabaco negro junto a la puerta, jugando al escalextric con las rodillas vecinales y las carretillas y narrando borracheras, ligues y resacas con esas voces cazalleras y esos idiomas paganos.

Y en el medio, la Muchacha y yo. Es un entorno divertido.

3 comentarios:

  1. quiero ir a la próxima reunión de la comunidad!!!

    ResponderEliminar
  2. por no hablar de la adversaria de las macetas

    ResponderEliminar
  3. Lara: si es como sicaria, ¡vale!, ja ja.

    Aroa: pues sí, pero es que al final del post me metieron mucha prisa...

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.