28.3.10

vini, vidi, bañi, 66,6%


(¡Vivan los grupos con contrabajos que se van de gira con furgonetas como la de Scooby Doo! ¡Vivan!)

Dos tercios de efectividad respecto al porverbio que acuñó hace ya unos añitos Julio César cuando iba a las termas, porque me falta la parte del baño.

Llegamos, efectivamente, directos a un supermercado raro, que no tenía pilas al lado de las cajas, y sí tenía gente rara que, tras la hora del cierre, exigía hablar con el encargado para que le dejasen entrar a comprar unas cervezas. El encargado transigió para mueca resignada de las cajeras y deterioro de la moral empresarial.

Llegamos en doce mil horas, eso sí, por las circunstancias de la carretera (espero que cierto camionero esté bien, aparte de los pensamientos que sin duda tendrá de abrir un kiosko y dejarse de montañas rusas en vehículos de cuarenta toneladas) y por las propias mías, empeñado en meterme en todas las autovías de pago, encima, en dirección contraria, y de las indicaciones de la Muchacha y su señora madre, iguales en lo alegre pero divergentes en lo geométrico.

Llegamos y nos dormimos viendo la resurrección de Flashforward, esa serie que comenzó de puta madre, degeneró en culebrón absurdo y tontería general y ahora, eso, parecía resucitar cuando se nos cerraron los ojos.

Así que aquí estamos, viendo la repetición de la Fórmula 1 y pensando ir esta tarde a mojar los pinreles en la mar océana, y hacer fotos, claro. Hablando de eso, tengo pendiente agradecer a todo el que quiso venir su aparición el viernes por la presentación de mis fotos. Y debo pedir perdón también porque yo, pajarraco asocial, vime desbordado y dejé como ochocientas conversaciones a medias, y dos mil visitas guiadas abandonadas ante cualquier foto cuando se me presentaba una distracción, un saludo o el final de una caña.

Lo pasamos muy bien, se vendieron fotitos y si ciertas personas cumplen sus propios pronósticos puedo decir que el presupuesto de la exposición se verá cubierto, lo que es un suspiro aliviado, porque, en fin, estas cosas son malas siempre, pero lo son más ahora, cuando mis planes de conquista requieren tanto presupuesto. Porque uno no puede aspirar a tomar un palacio si no es proporcionándole lanzas y banderas a una gleba de secuaces.

Y, caramba, dos postines en tres días. Mis propósitos de enmienda tendidos en la cuerda de secar, limpitos y ondeantes. ¡Qué ilusión!

2 comentarios:

  1. Puesto que parece que en ese esparcimiento marítimo que te has procurado disfrutas de acceso a estas cosas, te lo cuento: el Viernes estuve en tu exposición. Estuve a hora de padre de familia, de gente de orden, de tercera edad, la propia de mi condición: a las seis de la tarde. A la que pude, vaya. El local estaba apaciblemente semivacío y disfruté de tus fotos, que ya sabía estupendas pero que en ese formato están realmente cojonudas. Date pues por inaugurado, también en lo que a mi respecta. Muchas enhorabuenas.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.