25.3.09

hilo argumental urbano

Dos rasgos anatómicos, uno humano y otro urbanístico, convierten a los pasos de cebra en los escenarios proverbiales para las minihistorias de desencuentros y de enredos, versiones ultracortas de, qué sé yo, una película de Wong Kar Wai, o de una depuración de Isabel Coixet a la que se le haya exprimido la glucosa. Porque uno está ahí, mirando al frente, porque es lo más sano, porque mirar hacia un lado le hace a uno torcer el cuello y le promueve la tortícolis y el calambre, así que mira al frente, al monigote rojo que le señala que no debe cruzar y, cuando se cansa, al resto de lo que tiene delante. Y a veces, del otro lado, hay alguien que también mira al frente. Por el medio pasan los coches, mientras esas dos personas, cuando los “a veces” coinciden, se miran, y anhelan, del otro, su ubicación geográfica: está del otro lado. Nos gustaría ser esa persona de enfrente para poder estar ya ahí, y darnos la vuelta (no como hace esa persona, enconada en su deseo absurdo de pasar a este lado que nosotros queremos abandonar) y seguir camino.

Hay que imaginarse la escena con alguna música así tibia y melancólica y lenta: daño que nos hace el cine imponiéndonos obligaciones como esta. En fin, podría ser peor.

Y de pronto llega ese momento mágico en el que el habitante rancio del cajetín del semáforo, el Señor Rojo, se larga, y en su lugar aparece el Espatarrado Señor Verde, y –cuando ambos dejamos pasar los últimos coches que ávidos de prisa estéril cumplen con ese ritual madrileño de fingir que el semáforo sigue en verde dos o tres o cuatro o cinco segundos más– ambos transeúntes nos apresuramos el uno hacia el otro, cambiando la música lenta y tibia y melancólica por algo con crescendos sin pasarnos mucho, que esto es Wong Kar Wai, no Michael Mann (*) ni Clint Eastwood (**) o Terry Gilliam (***). Y en el clímax de la historia, los dos peatones nos cruzamos, suspiros de reloj, pasos de rutinas, y sin mirar atrás y sin ceremonia alguna hollamos el territorio ansiado que un rato antes era del otro y sin meditación alguna, o como mucho con esta, seguimos caminando, viviendo, mirando al frente, previniendo la tortícolis y los calambres.

 

 

 (*): si fuese una película de Michael Mann sería de noche, en ese momento llegaría la parte movida de una canción de Auidoslave, estaríamos en Los Ángeles, y terminaríamos cosiéndonos a tiros por honor y deber y fatalidad, pese a la mutua simpatía que, en realidad, nos tendríamos, y que nos llamaría más a tomarnos un café juntos y contarnos chascarrillos de maleantes, mercenarios y policías, en lugar de acribillarnos, pero nobleza obliga.

(**): si fuese en cambio una película de Clint Eastwood en vez de semáforos habría una luz crepuscular y sólo habría dos disparos, y ancianos horados en su cruel leyenda, y sería una escena digna de un óscar, y Samuel L. Jackson tendría el papel de siempre por ahí en algún lugar. Pongo esto porque me pide la Muchacha que mi post incluya la palabra “crepuscular”, hoy. Espero que no quede muy artificial.

(***): no me atrevo a imaginar qué haría Terry Gilliam. Probablemente la escena volase al paso de una furgoneta en cuya parte de atrás unos personajes disfrazados de gorilas mezclarían armamentos químicos mientras el conductor, corroído por los alucinógenos, conduce creyendo que llueve, y él es gota. Todo en tonos barrocos y con planos magistrales, y yo le daría un óscar, también, aunque quién soy yo.

7 comentarios:

  1. En el 3er párrafo he leído Wong Kar Wai seguido de Isabel Coixet y me he negado a seguir leyendo, por si acaso hay - que no sé yo - una referencia a Houllebecq, y debido a ésto se me aparece el Candyman gafapasta y me mata.

    Terrorista.

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  2. Fe de erratas: No diga párrafo, diga línea.

    PD: en verificación de la palabra, en el comentario anterior me ha salido que tenía que poner "fullantz" y ahora me sale que tengo que poner "ruchi". Di la verdad, estas palabras te las inventas tú, no?

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  3. ¡Pero si de quienes termino hablando es de Michael Mann, Clint Eastwood y Terry Gilliam!

    Mi venganza será terrible, te sacaré poniendo caretos en Las Fotos, ea.

    Y que no, leñe, es tío Goo quien se inventa esos palabros. No sé qué pensará de mí para inventarse esas, que no otras, en fin.

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  4. Ohhh! Es verdad que te las inventas tú, a mí me sale "reopider", que fijo que es un personaje de tu próxima, ejem, novela.

    Nunca me gustaron las notas a pie de página, pero éstas han sido un despliegue argumental.

    Además, te conocí (en plano) hablando de Terry, así que me trae nostalgia.

    Un abrazo.
    reopider, reopider.

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  5. Que no, que yo no me las invento, lo hace tío Goo. Que además, sospecho, busca palabras con sílabas que suenen coherentes, aunque sean absurdas, para facilitar su memorizado a cortísimo plazo. Qué listo es tío Goo.

    Casi dan ganas de atribuirse el mérito y decir que las pongo yo.

    ¡Vale, confieso! ¡Yo me las invento! Ala, a ver si cuela.

    Y Lara, Terry siempre será nuestro director de pila.

    ¡Cuando los colchones se acerquen, nos ponemos Brazil! ¡Y Doce Monos! ¡Y Lost in La Mancha!

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  6. ¿Con Samuel L. Jackson quieres decir Morgan Freeman o Samuel L. Jackson?


    Gracias a Pedo de Lobo por poner las tres palabras juntas y hacer que se me aparezca el Candyman a mí.
    Que poquito te quedaaaa


    No me gusta mi palabra: ramlifyi

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  7. Quería decir Morgan Freeman, ¿por quién me tomas, por alguien infalible? Coño, Phali, que me conoces, leñe.

    Y si no te gusta, le envio un correo a Google a ver si la próxima vez que contestes te ponen otra, ejem.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.