23.3.09

batiburrillando

Tengo unas cuantas cosas que contar en la cabeza y poco tiempo, y poca profundidad en las cosas, que son de esas de “pues tal, y ya”, y “ah, vale, ¿algo más al respecto?” y “pues no” y “pues ala, a otra cosa”, así que ala, a granel.

Tuve puente, y en mi entrañable manía de llevar la contraria ni me fui fuera, ni me quedé, sino que hice las dos cosas. Me encanta esto de tener cuatro días de fin de semana: da para hacer uno toledano, y otro madrileño. Y vuelve uno tan contento, recordando a duras penas y en el último momento que tiene que poner la alarma del móvil si tiene la contradictoria esperanza de despertarse el lunes a tiempo del café, la corbata y la lectura matutina del As.

Así, el jueves por la mañana me fui a Toledo, al campito. Comí con la familia y como iba yo solo dediqué la tarde a eso que uno a veces fantasea como dedicación vespertina, pero que al final nunca hace: eché mano de la cámara, el trípode, los filtros nuevos y las gafas de sol y me fui por ahí a hacer fotos. En total hice 55 kilómetros y quedé ya prendido hasta el tuétano del filtro infrarrojo, como puede atestiguar el pobre fotoblog, ahora aquí, y el resto de la semana en fotos sucesivas. Y mientras hacía los 55 km y sudaba y pateaba campos y trepaba al monte y bebía agua a morro mientras las fotos se iban haciendo, pensaba yo que qué inmenso placer de tarde fotográfica, y me lo pasé como un enano. Resultó que iban al pueblo un par de amigos, y que con estos iban otro par de amigos suyos, uno de los cuales resultó ser un fotógrafo la mar de simpático que estuvo haciéndole carantoñas a Canita (he bautizado así a la cámara), le estuvo echando piropos a mis fotos y me estuvo abroncando por no usar el espacio de colores Adobe RBG y por guardar el archivo JPG. Si la noche llega a alargarse más habría terminado necesitando tomar apuntes.

El viernes me levanté con el tiempo justo para comer y volverme a Madrid a comenzar el fin de semana madrileño con la Muchacha. Tras una noche de terracitas y de sentimientos de desfasez absoluta por la contemplación de la fauna nocturna de Malasaña, nos fuimos a dormir, nos levantamos, hicimos una gloriosa tortilla de patatas con espárragos y nos fuimos a comérnosla al Retiro, donde también me hinché a echar fotos, algunas de las cuales también aparecerán por el fotoblog el jueves y el viernes. Luego nos fuimos a casa hartos de trajín y de gente y vimos Indiana Jones en el Templo Maldito. Hay que ver, el tío friqui, torturando a la pobre Muchacha, tan poeta y tan intelectual ella, me parece estar oyéndote pensar. En fin: me callo por preservar su mito. Sólo alzaré las cejas con misterio y fruición, como quien se calla lo que sabe por motivos que no quiere confesar. Más o menos.

Y por lo demás, me compré otro portátil que tiene más memoria, en el que el procesar fotos se hace a cámara rápida y en el que me corre un Need for Speed nuevo en el que tenía un Fiat Punto hasta que ayer le levanté a un pardillo su Golf GTI. Hasta que consiga un Aston Martin queda trecho, pero en fin, todo se andará.

Y termino volviendo a lo del fotoblog, porque me consta que algunos (2 o 3) de los lectores de este blog (3 o 4) lo visitaban, cuando actualizaba: habiendo mirado en la nevera y habiendo visto fotos para subsistir las semanas de dejadez, vuelvo a la política de una foto por día laborable. Y según vuelvo, me la salto, porque esta semana subo siete.

Y eso es todo por ahora.

Mañana, quizá una encuesta que será memez, que no meme.

2 comentarios:

  1. La foto me la guardo (¿eso es robar?), tranquilo si hago uso publico de ella te haré propaganda y esas cosas....
    Envidiable la tarde de fotos (maldita pereza autobusera!) así que publica tus conocimientos, publica... Nika y yo ardemos en deseos de que lo hagas ;D

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  2. Pues suerte al pillarla, porque con el código nuevo del blog el asunto es un pelín más complicadillo que antes. Sobre todo hasta que ponga por ahí la opción de pedir la foto con la resolución que se quiera, como tengo en mente hacer.

    Y las fotos tienen una licencia Copyleft, así que no, no es robar, aunque no puedes modificarla sin permiso, tienes que acreditar al autor, no puedes usarla para ganar pasta sin avisar, etc etc.

    La tarde de fotos envidiable envidiable no fue, créeme. Yo me lo pasé pipa, pero cada foto consistía en plantar el trípode, encuadrar, enfocar, hacer una foto de prueba, cambiar los filtros, hacer una foto de 60 segundos, otra de 90 o de 120 después... y luego cambiar los filtros otra vez, recoger la cámara y el trípode y buscar otro sitio. Cada foto con la tontería se llevaba un rato bien largo en el que en realidad uno no hace gran cosa.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.