10.7.08

citando a Bruce Willis: ho ho ho!...

Es un chulo, es americano, y le cae como el culo a un motón de gente, pero Bruce Willis es, para mí, un pedazo de actor, y por mucho bodrio imperialista con rescates a guapas, idealistas y bobas ong-istas que perpetre siempre conservará un hueco en mi corazoncito aunque sólo fuese por tres cosas: Luz de Luna, esa serie surrealista y psicodélica donde los actores y los personajes no tenían por qué ser entes exclusivos de la realidad o la ficción, El Último Boy Scout, esa graciosísima y negrísima historia del perdedor que acosa a un senador y se emborracha a muerte, y trata con todo su empeño de vengar la muerte del amigo que planeo cargárselo y que se acostaba con su mujer, y de paso que no maten a su hija (con escenas dantescas como esa de “deme las llaves del coche o mato a la niña”, y ella protesta “¡papá!”, y el, bajito, “calla hija”), y naturalmente La Jungla de Cristal, primera de la saga que probablemente debería haber sido única muestra. En esta película, encarnando al aún no calvo John McClane, Willis es un cachondo que él solito se las ingenia para reventar un atraco / secuestro terrorista de un edificio a base de mala leche, ir descalzo sobre montañas de cristalitos, acumular roña en la camiseta más legendaria del cine de acción, muchos tiros y sarcasmos a cascoporro. Y todo en navidad. “Nueve millones de terroristas en el mundo y he tenido que ir a matar al único que tiene los pies más pequeños que mi hermana”, protesta una vez que ventilado un malo se le ocurre probarse sus zapatos.

En una de mi escenas favoritas, McClane mata a otro de los malos y le quita su subfusil. Ya no sólo tiene su pistola de policía. Tan contento se pone que sube al muerto en una silla, le pone en plan navideño, le cuelga un cartelito y lo manda a las plantas que ocupan los terroristas con los rehenes. Cuando Hans Gruber, encarnado por Alan Rickman tan de maravilla como Rickman encarna siempre a los malos, coge la nota, lee en ella “ho ho ho, ahora tengo una ametralladora”.

Y como al fin y al cabo ese cine le sigo recordando con un inmenso cariño y pienso que merece más aplausos que palos, sirva este momento de renovación de mi propio arsenal para hacerle un guiño y un homenaje, porque ¡ho, ho, ho!, ahora tengo una Canon EOS 40D.

Y de paso, aprovecho para mandarle de manera pública un mensaje a la Muchacha que, anoche, hacía ir su mirada inquieta de la cámara a mi persona y de mi persona a la cámara: Tranquila, corazón, que yo a quien quiero es a ti, que esto es sólo un trozo de plástico y metal y cables y lentes (¡...!), y sólo sirve para hacer fotos (¡...!), que vale, saldrán estupendas (¡...!), y aunque tú no hagas fotos yo, por todas esas cosas que tú sí haces y la cámara no, como mirarme de esa manera, siempre te tendré en mucha más consideración que a este mero objeto material. Porque sólo es eso. Un objeto. Material. Atomillos, y esas cosas. Y siendo así, dime, corazón, ¿qué importancia tiene que me empeñe en meter la cámara en la cama y en dormir abrazadito a ella? ¿Qué es eso, al lado del amor, de la vida, de los sentimientos? ¿Qué necesidad había de gritar y de asustarse ante el inesperado tacto –tan desangelado, tan insignificante– de la cámara en mitad de la noche?

Las fotos ya llegarán. Por ahora, se siguen subiendo las de París, que yo mientras voy mirándome el manual y haciendo pruebas.

6 comentarios:

  1. probe Muchacha...
    si yo me encuentro tu adorable trocito de plástico negro de objetivo prominente en la cama...

    al día siguiente te la encuentras siucidada sin poder impedirlo en el patio...

    muchos besillos mi estimado

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  2. perdón por la dislexia, es que me he ofuscado pensándolo ... una se mete en la piel de los demás con mucha fascinación

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  3. Pues yo me lo creo, visto lo de anoche...Ummm, ¿podría considerarse eso un menage a trois?

    Pobre Muchacha. Me solidarizo yo también.

    Aunque se le ve tan contento al Muchacho con su juguete nuevo...es hasta enternecedor, diría. Aunque todo tiene un límite, jiji

    bss

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  4. Y salta mi yo matemático para responder en desorden y decir:

    ETDN, primero, no todo tiene un límite, y segundo, muchas veces el límite es infinito, ña ña ña.

    Y salta mi yo pervertido para para responder a Aroa y dice

    ¡Hmpftbdcrydscstssbre la piel, y meterse dentro, y los plgsqhcprlgnsprts!

    Y dice eso tan raro porque también ha saltado mi yo cobardica y ha amordazado a mi yo pervertido por miedo a los Macs, que a saber.

    Vivo instalado en el miedo.

    Me encanta.

    Aroa, maldita seas por toda la eternidad, me has metido en la cabeza la

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  5. cuántas más cosas te ha metido aroa en la


    primera cosa: a mí me encanta Bruce Willis. Sí. Desde siempre.

    segunda: jum. tu cámara. no sabía que llegaría tan rápido. jum. no te odio porque aún no he experimentado con la mía ni un 10% de lo que puedo, pero... ay.

    tercera: un beso.

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  6. ¿Y Pulp Fiction, eh? ¿Por qué no metes Pulp Ficton, eh? ¿Desde cuándo una lista de tres no puede contener cuatro, eh?

    Y sí, la máquina está muy bien. Y los tríos son lo mejor del mundo. PEro producen sus sanas crisis de crecimiento. Por ejemplo, nunca se debe decir "elige, el perro o yo".

    ¿sabes que palabra de verificación me ha salido? ¡¡¡fankk!!!

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.