13.7.08

si eres perro

Jamás he estado en un velatorio que no fuese surrealista. Claro que quizá sea imposible que alrededor de la muerte nosotros, como seres vivos, tendamos a otra cosa.

Las beatas entonaban sus salmos entre murmullos, y desde fuera sonaban como una colmena siniestra. Fuera, todo el mundo busca las sombras. Nosotros estamos bastante lejos. Hablamos.

-Además hay gente que se lo toma con mucho profesionalismo. Hace unos días vi un trozo de un documental que iba sobre prostitución, o cambios de sexo, o las dos cosas.

-¿Seguro que era un documental?

-Segurísimo.

-No sería una peli de esas, golfo.

-Que no, coño, que era un documental.

-Bueno, no te creo, pero sigue.

-Pues salía una tía. O un tío, no lo tenía muy claro.

-No lo tenías claro.

-A mí es que todo eso me confunde bastante. En fin, salía y le preguntaban qué era lo más raro que había hecho en la vida o lo que mejor le habían pagado, no recuerdo, y dijo que una vez le habían soltado tres mil pavos por follarse a un perro.

-¿¡Tres mil pavos!?

-Por follarse a un perro.

-¿¡Por follarse a un perro!?

-Tres mil pavos.

-La leche.

-Decía que como era una profesional del sexo, pues tampoco le dio mucha importancia.

-...

-...

-Jóder. Si eres perro irte de putas es una ruina.

Dentro las beatas continúan con su rancio ronroneo, por la calle pasa un gato, una bicicleta, una mujer ocn minifalda y un tipo al que nadie mira.

2 comentarios:

  1. Qué gran conclusión! Debe ser por eso que la mayoría de los perros prefieren follarse almohadas, peluches o piernas humanas...

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  2. Lui, ¿no contaste eso en tu blog?, porque me suena muchísimo. Y no sé, me parece a la vez una muestra sublime de mal gusto, y una escena muy tierna.

    ÓsQar, debe ser, debe ser. Todo cuadra. Qué bonito desentrañar los misterios de la naturaleza, ¿eh?

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.