20.6.08

querer no ser

Escribí lo que escribí hace dos días porque en el metro me tocó ir al lado de una pareja de adolescentes un tanto pintoresca. Ella tenía una melena exhuberante, vestidito rosa, sandalias y risa efusiva de refulgente aparato dental. Él, bueno, un peinado inquietante, camiseta rosa, pantalones cortos, sandalias y una considerable colección de pulseras con la bandera española. Y por completar el desfile de modelos (imagina música de ascensor y luces suaves ametralladas por los ladridos de los flashes) yo acababa de embutirme la corbata en un bolsillo y sacarme la camisa por fuera, para tener un aspecto civilizado. Pero a mí déjame en paz y mírales a ellos, que voy a hablar de ellos un par de párrafos más.

Es curioso como cualquiera de esas tres cosas, un peinado como aquel, una camiseta como esa o esas pulseritas, me bastaría por sí sola para descubrir a uno de esos orgullosos y sonrientes miembros de las juventudes del PP, pero yo los vi tan críos que pensé que no podían tener edad para votar. Que igual sí, igual los chavales de 18 pueden ser así, pero sinceramente, viéndoles la cara de críos le dan a uno de ponerse a pedir que suban la edad del voto a un término relativo que sea 1 año después de que a la gente se le quite esa cara, si la tuviere.

Pero a lo que iba. Eran la mar de llamativos, por ese contraste entre rosácea saturación, leve ridiculez, adolescencia y aspecto de derecha moderna, así que yo, claro, les miraba, y mis ojos y los del chaval se cruzaron un par de veces o tres. En la primera no hubo nada, fue espontánea, y ya, pero en la segunda el chaval me miró como si fuese, no sé, un matón de feria o el dueño de una petrolera o el hijo de un concejal de urbanismo. Una mirada que significaba una actuación, del estilo de mira qué malo soy, de mira qué soy. Y yo me puse a pensar en todo esto del querer ser y el querer no ser porque lo primero que se me vino a la cabeza fue que ese chaval, desde su desastrosa pose, no era la persona que pretendía a todas luces ser, la persona que fantasea ser, sino una versión ridícula y caricaturesca de la misma. Y me dije que yo ya querer ser cosas me da igual, pero por Gödel, que nunca me toque ser una caricatura de nada.

Conozco a gente que sí, que lo es. Conozco a un tipo que es inmenso, va de duro y sólo puede hacer pensar en cómo sería Bud Spencer si pasase dos años sin lavarse. Conozco gente que ante el empuje del querer ser, dejan de ser para fingir ser, solo que encima se les da fatal, y entonces se convierten en las mediocres caricaturas de sueños mediocres.

Ante ese peligro y como decía un día Vega tal vez lo mejor sea reinvindicarse en la mediocridad y no pretender escapar a ella. Reconocerse como se es, y asumir el lugar en el mundo. Y si en vez de un malote de comedieta italiana de los ochenta eres un tipo gordo que apesta y no tiene gracia, pues mala suerte, y si en vez de un joven de derechas muy comprometido con Su País, que pese a que es también el tuyo no es tan tuyo como suyo, eres un idiota con dos kilos de laca en el pelo, pues asume que ni tu país ni tu pelo son lo que crees que son y actúa en consecuencia.

Claro, uno también puede convertirse en un esperpento sin proponérselo. Pero hay tanta gente que lo hace por activa, en vez de por pasiva, que nunca está de mal tenerlo presente y estar vigilante, y vivir en la alegre y cuerda mediocridad, recordando que los sueños sueños son, que decía aquel de allí, y que la realidad, pese a esas corrientes de pensamiento que promueven casualmente medios probablemente afines al chavalito de la camiseta rosa y las pulseritas, es la que es, y no se cambia por fingir que sea otra.

Lo sé, lo sé. A estas alturas de la vida estoy lleno de prejuicios.

Pero estadísticas hice, oiga.

10 comentarios:

  1. Oye, como me ha gustado eso de:
    "se convierten en las mediocres caricaturas de sueños mediocres"

    Todo lo demás también. Pero Eso en particular, mais.

    Y me temo que cuanto más avances en la vida más prejuicioso te volverás ¿no hay una estadística de eso? ¿no?

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  2. ¡Ah, la mediocridad!

    ¡Y el Afaaán!, que decían en aquel libro...

    Me alegro de que te haya gustado todo, y eso más :)

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  3. El metro es el lugar perfecto para hacer reflexiones sociológicas. Es un escaparate desolador del mundo en el que vivimos.
    Te mando un beso.

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  4. jjaa, la descripción me ha recordado a los del video ese de "Amo a Laura"...

    Sí, me temo que todos conocemos a uno ( o a dos, o a tres) especímenes de los que defines: personas que no llegan a ser ellos mismos porque se diluyen en el personaje que han creado de cara a la galería y acaban siendo así. Pero creo que no engañan a nadie, en todo caso a ellos mismos.

    Mejor ser honesto siendo como uno es: eso nunca es mediocre.

    pd.- te sobra una hache en exuberante. Y esto no es negociable como lo de los puntos en las fechas (que para mí tampoco lo es, pero bueno). Y no vale decir que es que lo has escrito en francés ;))

    oé, oé oé oéeeeeeeeeeeee, esa porra, esa porra (y lo que significa si la ganas)...

    besuá de nuit

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  5. Sti, qué visión tan deprimente del metro, la tuya.

    ¡Y tan correcta!...

    Recibo tu beso y te mando otro a vuelta de rss.

    ETDN, pues mira, no me acordé de los del vídeo pero totalmente, ¿eh?, totalmente. Solo que sin querer.

    Y exuberante es mucho más exhuberante con hache, ja ja. Vaaale, no cuela, mea culpa. No corrijo para confundir a las futuras generaciones de infantes que vengan aquí buscando referencias ortográficas, pero tomo nota.

    Y oé oé, y sí, sí, mi porra. Me voy a pasar la mañana asegurándome de que nadie pueda quitármela ya, ja ja. Sospecho que va a ser mi tema del día.

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  6. No nos perderemos eso, pero lo del templo budista va a haber que buscarlo, sí, ja ja.

    Muchas gracias por los consejos, transmítele a Ludo mi gratitud (y dile que suba dibujines, leñe, que me desconecto de la realidad si no se la veo pintada).

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  7. La Columna Crítica Anónima


    Como no podía ser de otra manera, los procesos renovativos ocurren por todas partes. Y es que te he encontrado porque tenía que encontrarte, porque el ciclo regenerativo acaba siempre de la misma manera: justo en el principio del ciclo.


    Yo también iba en ese tren, sentado en ese mismo vagón, y como tercer observador referencial pude observar semejante disparate de situación: dos personajes en su mundo, y un cogito que interviene en la escena puesto que desde la prisión de su craneo se siente manipulado por la escena que o bien envidia o bien no entiende y pretende racionalizar.


    Y recordé una frase reciente de Risto, el negativo maestro del cual tu pareces ser su sucedáneo, el cual afirmaba que existen dos tipos de personas, las que observan el mundo y las que hacen que el mundo las observe. Para tu desgracia, tu eres de las primeras: sujeto subordinado pasivo, manipulado por gente que define su propio criterio como copia de otro criterio, igual que tú, porque muchos otros ya hicieron lo mismo que tú con idénticos resultados.


    Seguramente una mezcla de caricatura neo-post-Cobain y Fredic Brown como tú debía dejar constancia de ese hecho tan particular y tan gaussiano a la vez como una experiencia extravagante que contar en la Blogoesfera.


    Lo peor es que esto mismo se está repitiendo muchas veces en todas partes, y en todas esas mismas partes existen al menos dos mentes que gastan inutiles ciclos de computación cerebral tratando de entender lo que ven y por qué otros ni se lo cuestionan y se dedican a disfrutar del momento como esa pareja que tan estúpidamente intentaste manipular con tu mirada innecesaria, de alguién que harto de mofarse de sí mismo pretende mofarse de los demás: enhorabuena, repetirás el ciclo una y otra vez hasta que pases al siguiente.

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  8. ¡Otro anónimo cobarde! ¡Un nuevo troll! Pero qué descafeinado.

    Troll, esta va a ser la primera y la última vez que me dirija a ti, así que esto es un momento histórico.

    Seré sincero y conciso. Escribo lo que me sale de los cojones, que para eso soy yo quien escribe. Que no te guste me parece estupendo. Tu opinión, teniendo en cuenta que ni sé quien eres ni busco ni requiero la aprobación de nadie, me importa un rábano. Se resume, en cualquier caso, en desacuerdos con lo que escribo. Pues qué bien. Eso sí, dices que ibas en el mismo metro. Mentira. No estando en el mismo planeta, dificilmente podrías ir en el mismo metro.

    Y, por otra parte, antes de criticar nada deberías tratar de entender lo que lees, porque esto que criticas no tiene absolutamente nada que ver ni con lo que pasó en ese vagón, ni con lo que yo he escrito.

    Finalmente, un consejo. ¿Por qué no te vas a tu blog, o haces uno, y escribes ahí para quien le interese? Yo te ignoraré feliz. Si te da pereza y te hace sentir bien pensar, equivocado, que estás molestando a alguien, siéntete libre de seguir diciendo gilipolleces aquí. Eso sí, hay dos normas: Sé educado, y no insultes. No, no es redundante, se puede ser educado e insultante, como por ejemplo en...

    -Buenas tardes tenga usted, señor troll. Es usted un hijo de puta.

    ...o no insultante y maleducado, como en...

    -Vete a masticar tus heces donde te soporten.

    ...y eso es todo. Feliz vida.

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  9. Crónica de un mensaje suprimido por censura fascista
    He recibido el comentario que me esperaba, ni más ni menos. De alguien que hace precisamente lo contrario a lo que dice. Y que siente lo contrario a lo que dice. Me he percatado de que también has borrado el otro comentario, porque sí, porque también vienes de la falange.


    Yo no voy a ser tan igual que tu y no te voy a decir que te no te contestaré.


    Y ya que te tomas la molestias de darme lecciones y proponerme normas, te voy a dar yo una, se llama giro literario, que tu no me vieses no significa nada a la hora de escribir: escribo aquí porque puedo, porque quiero y porque consigo el objetivo que me he marcado, en castellano de Larra: porque me sale de LOS COJONES.


    Así que si en lugar de utilizar un cuaderno de anillas te propones "iluminar" a los demás con tus luces, atente a las "delicatessen" de los demás.


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  10. Te lo dije: Dos reglas, no ser insultante, no ser maleducado. Incumpliste lo primero, y por eso borré tu mensaje.

    ¿Que tú no pensabas que fuese insultante? Bueno, pues qué pena que el control del botoncito de borrar lo tenga yo, y no tú.

    ¿Me acusas de falangista por hacer en mi blog lo que me de la real gana? En tu casa pon tus normas. Esta, en cierta manera, es la mía.

    Y sigues sin tener ni puta idea de lo que hablas. Pero resultas gracioso.

    En fin, un placer, au revoire, o como se diga.

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Con la tecnología de Blogger.

Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.