Cuando uno se va de vacaciones, tiende, al volver, a dedicarse a contar lo bien que se lo ha pasado y desgranar el rosario de los tópicos, que si las borracheras, que si la pericia culinaria de tal o cual, que si la playa, aaah la playa, o que si aquel entrecot con el que sé que soñaré, dentro de unos años. Se es feliz, se pretende transmitir esa felicidad, y el resultado es que uno suena odioso para los ausentes y redundante para los presentes, así que me voy a saltar esa parte. Contaré entonces sólo dos cosas, en bruto y descontextualizadas, para que pegue más. Contaré que el viaje, en lo fotográfico, se resume en los cientos de fotos de olas que hago siempre que voy al mar con el peculiar añadido de las fotos oficiales de la comunión de un chaval al que le he visto gestar uno de sus mayores traumas infantiles, y una conversación con una de las amigas de aquí la Muchacha. Fue así.
-Porque como sabéis yo hubiera querido ser cantante lírica -dice la Muchacha; esta extraña frase es la que más ha repetido durante el viaje.
-Yo también me sé un poema -continúa la conversación original Pati, porque en realidad no hablábamos de los gorgoritos de las fantasías de la Muchacha sino de poemas aprendidos de memoria.
-¿Ah sí? ¿Cuál era? -preguntan a coro el resto de las amigas.
-El de Margarita, ¿no os lo sabéis?
-No, recítalo -reclama la masa.
Pati asiente y se lanza:
-"Margarita, está linda la mar, y el viento lleva esencia sutil de azahar; yo siento en el alma una alondra cantar: Margarita, te voy a contar un cuento.
"Éste era un rey que tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha del día y un rebaño de elefantes, un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita como tú.
"Una tarde la princesa vio una estrella aparecer; la princesa era traviesa y la quiso ir a coger. La quería para hacerla decorar un prendedor, con un verso y una perla, y una pluma y una flor. Las princesas primorosas se parecen mucho a ti: cortan lirios, cortan rosas, cortan astros. Son así.
"Pues se fue la niña bella, bajo el cielo y sobre el mar, a cortar la blanca estrella que la hacía suspirar. Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá; mas lo malo es que ella iba sin permiso del papá.
"Cuando estuvo ya de vuelta de los parques del Señor, se miraba toda envuelta en un dulce resplandor. Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho? Te he buscado y no te hallé; y ¿qué tienes en el pecho, que encendido se te ve?» La princesa no mentía. Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía a la azul inmensidad». Y el rey clama: «¿No te he dicho que el azul no hay que tocar? ¡Qué locura! ¡Qué capricho! El Señor se va a enojar». Y dice ella: «No hubo intento; yo me fui no sé por qué; por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté». Y el papá dice enojado: «Un castigo has de tener: vuelve al cielo, y lo robado vas ahora a devolver».
La princesa se entristece por su dulce flor de luz, cuando entonces aparece sonriendo el Buen Jesús.
"Y así dice:..."
-... -contenemos todos el aliento, expectantes.
-... -Pati mira al cielo, se rasca la barbilla.
-... -aferramos con fuerza nuestros cafés y nuestros tes y nuestos frigopiés.
-Oh, vaya -dice Pati-, pues no, no me la sé entera.
Y menos mal que al rato sí que recordó el final, porque hubiese sido una pena quedarse así, sin el final del poema, ¿verdad?
4.5.08
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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.
Tienes toda la razón, sería una putada perderse el final, si es que...
ResponderEliminarjeje y bien? qué paso al regreso? cómo fue?
ResponderEliminarJajaja, qué cabrón. Menos mal que poniéndole una vela a San Google se acaba el misterio.
ResponderEliminarPor cierto: ¡Rubén Darío! Lo reconozco, soy un negado en literatura...
Ji ji ji.
ResponderEliminarMarti, se siente, por ahora no hay crónica: No veo cómo afrontar la participación directa en la génesis de los traumas infantiles de los primos de la gente...
Óscar, ¡maldito sea tío Goo, tan lenguaraz y complaciente!
Y claro que eres un negado en literatura, hombre, habiéndote leído Los Pilares de la Tierra... :P
ay esa paaaat mía recitando al viento con su voz personalísima, su pelo, su ropa, su ella...
ResponderEliminarjo jo
el próximo no me lo pierdo
besitos
que duo hubieramos formado la muchacha y yo si dios nos hubiera regalado un poco mas de gracia en la voz...
ResponderEliminarOpino que La Muchacha y tú tenéis suficiente gracia, sólo que tú eres master en copla y ella en canción ligera utópica.
ResponderEliminarY la pati también, aunque ella más en ... mmm música callejera, dice.
Parece que ibas, david, con una banda de poetastras de vacaciones...
Pues sí María, espectacular Pati. Y no, no te pierdas estas cosas. Seguro que podías completar la orgía de trinos y alaridos con la que castigaban aquí las señoritas al viento.
ResponderEliminarY sí Belén, también faltaban ahí tus gorgeos, silbidos, plañidos y escorzos. Algún día habrá que reunir el lote completo, y que se desate el fin del mundo, o lo que toque, ja ja.
Pero discrepo en parte, la Muchacha ya tiene gracia en la voz. Y arte. No se lo digas, pero me gusta como canta.
Aroa, pelota corporativista.
Y de poetastras nada, gentes de memorias prodigiosas que recordaban cien mil millones de canciones, bersos y chismorreos laborales, ja ja.
Como mucho, alguna poetilla había, más salá que todas las olas juntas, ella.