Se espera, inmediatamente después de esto de Los Reyes, que uno anuncie si le ha tocado la Lotería II - El Regreso, y que haga inventario de su lote de regalos.
Así que nada, seré tradicional. Puestos a ser cosas que empiecen por tra yo preferiría ser transfinito, pero en fin. ¿Tradicional? Pues venga. Vale. Total...
En primer lugar no; no me ha tocado la lotería tampoco esta vez. Estaba más complicado porque en esta ronda he sido también muy tradicional y he seguido con mi rito habitual de no comprar un mísero número, cosa que de todas formas tampoco es que disminuya de forma significativa las probabilidades de que toque, la verdad. En cualquier caso yo hago mío el optimismo al respecto del señor Peluche, autor de uno de esos blogs que ya no recuerdo cómo he descubierto pero que leo infiltradísimo desde aquí, mi secta, y cuya lectura, aprovecho para decir aquí, recomiendo encarecidamente. Aunque no sé yo si la palabra encarecer puede despertar alergias en enero, en fin.
En segundo lugar traer, lo que se dice traer, los Reyes sólo me han traído, por orden de llegada:
i. El libro que yo mismo me compré cuando terminé La Historia del Amor, el primero de Jonathan Safran Foer, para nada casualmente marido de Nicole Krauss, de quien dije la semana pasada cosas a las que no pienso poner un enlace porque hoy no me siento yo muy auto-referencial. El libro se llama Todo está iluminado, y cuando lo vi recordé que hay película al respecto, que de hecho la he visto y que en su día me gustó. El libro, en lo poco que me ha dado tiempo a leer antes de que la Muchacha, que pese a la opinión generalizada que el mundo tiene de ella es, en secreto, un ser vil y perverso capaz de las más terribles maldades (lo cuál hace que cada día yo la quiera más, claro), lo secuestrase y se lo escondiese en el bolso.
Y fue una odisea comprarlo porque, claro, semana pre-Reyes, todas las malditas tiendas de libros estaban abarrotadas de gentuza que estaba ahí saturándolo todo para comprar regalos, y entorpeciéndome a mí que estaba allí atendiendo una necesidad. Coño, ¡que no tenía nada para leer en el Metro, de vuelta a casa! Para casos como estos deberían inventar algo, una caja especial, un justificante médico, algo. ¿No tienen ambulancias con sus sirenas y sus licencias los enfermos? Pues eso.
ii. Un tanga (espera, espera, que va a peor) rojo (espera, espera, que empeora más), de los de hilillo (paciencia, que ya no queda nada), que en su parte delantera reproduce de forma jocoso-simbólica un elefante (y efectivamente, la trompa va ahí). Lo que más gracia me hace, y no sé por qué, es que tiene dos ojillos inquietos y móviles. Así que si a uno le da por agitar la trompa debe parecer que sufre a la altura de la cintura un ataque epiléptico.
Este regalo, que recibí en presencia de la Muchacha, me causó mucha risa pero también gran pasmo. Luego le pregunté y me dijo que no necesariamente quería vérmelo puesto, y me quitó un gran peso de encima. Es que lo del hilillo es áltamente inquietante. En cualquier caso tal vez esto aparque los experimentos para determinar si el elefante parece padecer esquizofrenia o no. Lástima por la ciencia.
Y en cualquier caso al menos no fui el único al que los Reyes trajeron tal prenda, o similar. Pero no diré más al respecto, que la gente, los demás, tienen reputaciones que mantener.
iii. Un librito, unas hojitas, un algo, en lo que yo intuyo la explicación a algunos "...nada" de los que hablé también por aquí últimamente, y que me hacen ronronear (ambas dos cosas: Los “…nada”, y el librillo, las ojillas, el algo). En cualquier caso me ha servido para constatar un error mío (¡hecho histórico! ¡un error mío!): La muchacha no dice “Daviiid” sino “Daviiiiid”.
iv. Este, compartido con Juanito; una funda, horterísima, para esa parte de la tapa del inodoro que va agujereada, sobre la que uno asienta sus nalgas cuando va allí a lo que todo ser humano digno va allí, es decir a leer.
Sospechamos que la funda en cuestión sólo la usaremos cuando venga a vernos cierta invitada a la que queremos por razones que no comprendemos y del todo inmerecidas.
v. Un frasco de colonia, sutil forma de sugerir que apesto.
vi. Una tarde de domingo de café ¡A DOS EUROS Y PICO!, de cine (madre del amor hermoso, qué piernecillas tiene el señor Adrien Brody y madre qué encuadres más geniales gasta Wes Anderson, y qué de colorines en su última peli, Viaje a Dajeerling) (por cierto, que no es pa tanto el desnudo de la Portman) y de Madrid invernal y paseo de brazos agarraos tan satisfactorio que incluso me importaba un pimiento ver el Madrid Zaragoza o no.
vii. El 2-0 y Casillas cansino como nunca parándolo todo. Que vale que me de igual verlo pero siempre es un detalle que ganen.
viii. Sendos aparatitos que parecen garras torturadoras pero que tienen divertidos usos como, por ejemplo, servir para masajear la espalda, y hasta aquí puedo leer.
Y dos promesas, de timidez y de otra cosa, de las que no pienso dar cuenta aquí.
Ala. Todos aquellos a quienes no os hayan regalado de un Toyota Celica para arriba, sabed que no me dais ninguna envidia. Y los del Toyota, muy poquita.
¿Y qué tal al final con el tanga? ¿Es cómodo el hilillo? ¿O hace falta algo de depilación para evitar enganches?
ResponderEliminarLo digo porque nunca es tarde para abandonar los boxers o los slips. Hay que adaptarse a los tiempos...
>_< Diooos... acabo de perderos el respeto a los dos, pero la culpa mayormente ha sido del ogcar.
ResponderEliminarYa se me ha olvidado lo que iba a cometar. 6_6
que quiere aclarar que ninguno de estos objetos rojos con ojos y tiras finísimas de goma y encaje semejantes a un elefantito que.. en fin... (dios..) han sido idea suya...
ResponderEliminary que respeta profundamente a la colega de... mmm... del 'sujeto que no hace la cama'
pero que la hubiera respetado más si hubiera insistido a los 3 regalados con un 'que se lo ponga, que se lo ponga...'(que habría sido apoyada) y haber inmortalizado la instantánea (eso le hubiera valido como chantaje vitalicio)
daviiid
no me inquietes
Ohhh, y yo que hace un año me pedí para reyes una bello rav4 negro, con todo...
ResponderEliminarOjjjcar, no lo sé. Los elefantes, mamuts y mûmakils despiertan en mi afectos infantiles cuyo romanticismo no me siento preparado aún para tirar por la borda.
ResponderEliminarPip, oye, ¡que yo soy inocente! Soy el regalado y soy víctima de la lujuria de ÓsQar pero yo no he hecho ná :(
Pero como tampoco es que sea digno de respeto no sé de qué me quejo.
Muchacha, Muchacha, Muchacha, ayyy. Mira que eres cruel conmigo. ¡Ya te pillaré yo por banda, ya! Y pondré mi cara más seria, y por mucho que te rías yo la mantendré durante al menos medio segundo. Verás, verás.
Y como te he dicho por otro lado, lo de no inquietarte, haré lo que pueda pero no prometo nada.
Pi, ¿con todo? ¿¡Todo!? ¡Todo son un montón de cosas! ¡Que vas a eslomar a los camellos, alma de dios!
Cierto Muchacha (dios! cómo me ha recordado esto, así tal cual, a mi pueblo!)... deberíamos haber insistido en que se los pusieran!! la foto nos hubiese acercado un poquito más a la riqueza!!
ResponderEliminarRepito lo que dije antes de que abrierais los tangas y la fundasuperutilparaelbaño: es original, no lo he visto nunca antes en ningún hogar y es muy util (especialmente util para la carcajada ajena!)
Y ahora si: pues por hacer felices a dos mujeres os los podríais poner XD
He mandado al Maestro Sarif que le haga un conjuro a Casillas y se os va a acabar el chollo, amigos :-P
ResponderEliminarprimera noticia de que antes de mi anterior comentario gozaba del respeto de nadie...
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