25.10.07

y de nuevo a recoger los bártulos, #1

No sé si queda alguien que haya resistido lo suficiente este blog mío como para tener algo de memoria pero hay que ver: Ya me pilla por el tercer cambio de trabajo, esto. Porque sí, señorita, sí. Me voy. Lo siento por las vistas, magníficas, y por lo mucho de menos que aquí Miss Nikon va a echar de menos esta planta once a la hora en la que el sol se pone, pero en fin, qué le voy yo a hacer si hay gente por el mundo que me ofrece un sueldo digno, y qué le voy yo a hacer si mis jefes por quince días todavía pero contando quedan conmigo para decirme que ellos no me suben el sueldo (dicen que sí lo han hecho; pero no, si no se nota diferencia, no), porque claro, aunque no sea culpa mía como no salen clientes yo no hago un trabajo que de un resultado visible y claro, aquí en la oficina pues ya se sabe y no hay gran forma de controlarme y un montón de palabrería más que significa que se me paga como si me estuviese tocando las narices porque, claro, podría ser exactamente lo que hago, como de hecho hace alguno que yo me sé, y yo, que para algo soy un cínico, también (yo soy de todo), me lo traduzco a un comunicado interno que dice así: "David, eres imbécil, estás trabajando y cobrando como si no dieses ni palo, cuando en esta situación lo normal sería no dar ni palo, que es, bien claro te lo dicen, exactamente por lo que te pagan".

Y como esas cosas no deberían ser así uno va un día y manda un currículum, y alguien le llama, y le hacen una entrevista, y va a un psicotécnico con otros dos candidatos, un chaval jovencito y una muchacha guapísima, y como buen matemático borda el psicotécnico y siente una lástima infinita por el chaval pero sobre todo por la muchacha, que es guapísima, y como buen cronopio se siente tentado de soplarles los resultados pero al fin y al cabo estamos ahí para que le den curro a uno de los tres y lástima que luego perdí la pista a la muchacha en la calle por un semáforo cabrón que se cerró tras sus pies y desató antre los míos una vorágine de tráfico, y luego lo llaman a uno diciendo que el director general quiere verlo para confirmar que no es, a primera vista, mal chico o que no tiene ninguna marca satánica en la frente, y al final lo llaman y hay que ir una última vez a que, esta vez sí, le ofrezcan a uno lo que sí que es un aumento de sueldo; tercer cambio de trabajo que vive este blog conmigo. Al final así a lo tonto sí que se está estirando el jodío.

En otro orden de cosas, ya tengo algunas definiciones para el acontecimiento de ayer. La gente, que era básicamente de letras, lo llamaba constantemente taller, aunque yo, por eso de ser literal y asociar los talleres con cosas con tornos, taladradoras, serrín, olores interesantísimos y cigarrillos prendidos en la comisura de los labios, lo voy a llamar, por ahora, reunión casi quincenal donde la gente lee cosas, que es una definición muchísimo más exacta, que se note que uno es matemático, más aún entre tanta gente de letras, que ha leído tantísimo (incluyendo a Cormac McCarthy, a quien por lo visto recuerdo -mi via crucis particular, siempre recordar a alguien- en el cuento que descansa bajo esta entrada) y que le intimida a uno bárbaramente.

En fin, gente muy maja, naturalmente, y una tarde entretenidísima escuchando a esta gente y descubriendo lo ya sabido, o sea confirmando, vaya, que uno no tiene ni idea de leer en voz alta, y mintiendo al personal diciendo que no leía en voz alta desde la comunión. Y no. He leído, desde entonces, un cuento, una vez, en voz alta, y en vista de los resultados ayer habría contratado a un lector o a una lectora profesional, si me hubiese acordado a tiempo y tuviese dinero para hacer tal gilipollez.

Así que nada. Parece que voy a tener una buen método para garantizar las victorias del Madrid en Copa de Europa, no poder verlas por andar escuchando cuentos, poemas, relatos o lo que se tercie un miércoles de cada dos.

Y en lo musical, hoy he descubierto el no va más de estrategia agresiva musical: The Pax Cecilia, grupo al que se le puede echar una ojeada, o una orejada, que suena fatal por propio que sea, en su página de MySpace, www.myspace.com/thepaxcecilia, y que hacen una mezcla entre post-rock, música clásica, indie y lo que se les ponga por delante. Pues bien, esta gente ha decidido, por lo visto, que no venden su disco, lo regalan a quienes les manden un correo con su dirección. Cosa que sólo puede aplaudirse, y que hace pensar muchísimo en la SGAE.

6 comentarios:

  1. Me alegro un montón por el cambio! Los cambios están bien, porque llega un momento que, aparte de lo que paguen o dejen de pagar, los curros dejan de ilusionar, y se dejan de aprender cosas nuevas. A mí ya me va tocando un cambio de esos también... ;) Cómo se llama la empresa? Qué es lo que vas a hacer? Dónde está? ... Más datos!

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  2. ¡Irene, Irene! ¡Irene la buena! (por distinguir) ¡Corre! ¡Ves a www.shareminer.com y pon a buscar ya mismo el disco de The Pax Cecilia, se llama Blessed Are the Bonds y sospecho que te va a encantar!

    En otro orden de cosas, voy a currar para Icea, www.icea.es, voy a estar a cargo de su datawarehouse, está en Avenida de América, y sus vistas no son las de mi oficina, algo malo tenía que tener, oooh. Ya iré narrando según viva.

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  3. Que tengas suerte en ese nuevo cambio y reconozcan tu valía.
    Seguro te las ingenias para hacer fotos preciosas desde el nuevo lugar. Suerte

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  4. Enhorabuena bombon! ¿y lo que vas a echar de menos a Fer? XD

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  5. Eso de Irene la buena no lo dices cuando le hablas a Sergio de quien vive con él... ò_ó
    La empresa tiene mu buena pinta, y encima tienes línea directa para llegar. Enhorabuena!!

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  6. A ver, ita, es cierto que, objetivamente, eres una capulla, una malísima persona, una bruja y un ser tirando a insoportable. Pero con todo, por comparación, tú eres la buena :)

    :*

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.