25.9.07

2.65 segundos

Me levanto, me voy al trabajo, me tomo un café, trabajo, me tomo otro café, salgo, vengo a casa, como, veo un capítulo de How I Met Your Mother mientras como, friego si me da tiempo (que no me suele dar), vuelvo al trabajo, me tomo otro café, trabajo, salgo, vengo a casa y, por fin:





Yo soy muy fiel a mis vicios, y muy radical de mis vicios. Me encantan mis vicios. La música, mirar a las mujeres guapas en el metro, las series, últimamente, leer (Alfredo Bryce Echenique, mi nuevo Dios), y ahora, el Need for Speed Undergound 2. Que no es el último de la serie, ya lo sé, pero es el último que he conseguido que me funciona en el portatil, y me hace inmensamente feliz. Pero no te imaginas cuánto. He conseguido pasar de 300 km/h en plena ciudad. Y en la última carrera que he echado, he conseguido poner a mi maquinita corporativa (porque mi Celica virtual es, como mi Corolla real, un Toyota, faltaría más, que para algo toda mi familia se ha pasado a la marca japonesa) a 100 km/h en 2.65 segundos. 400 metros, con salida parada, en 10.35 segundos, llegando a 215.66 km/h y dejando 12.10 metros de derrape en la salida. Y todavía me quedan mejoras de motor que conseguir, jo jo jo.

Cómo mola, a veces, tener un interruptorcillo que le devuelve a uno de un brinco a la adolescencia.

5 comentarios:

  1. Sí que te ha marcado el coche fantástico ¿eh? es que ni una sola pegatina ni nada, todo negro como la noche más oscura.

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  2. Amos quéee... y luego resulta que tienes la agenda muy apretada para poder devolverme el libro ... endeluegooo.

    Si no fuera o fuese porque entiendo ese vicio en particular, te condenaría al ostracismo más absoluto, bueno por eso y porque el coche es magníficou.

    Eres un ser disoluto, qué lo sepas.

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  3. Si lo del toyota es cuestión de familia, ya le prohibo a mi marido que cambie el nuestro je

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  4. Konrad, no creas, no creas. El color negro es una especie de recolocación del mundo en su sitio. Cuando he empezado a jugar a este juego me he descubierto sorprendidísimo al ver de qué colores pintaba los coches. Naranjas, dorados, amarillos, azules. ¿Dónde quedaba el negro, ese color tan sentimental para un tipo que antes de ser post-metal fue, y a mucha honra, metal, y por lo tanto ferviene amante del negro, ese color en cualquier caso siempre tan elegante?

    Así que al final me salió un coche negro, este. Pero a Kit ni me le mentes, buf, buf, costra, costra. Querría yo verle a mi lado en la línea de salida, con turbo-boschrgl y voz estúpida y Michael Night al volante, ja. Le iba a sacar quince segundos en meta. Hoy ya me acerco a los 2 segundos en pillar los 100, jo jo jo. Y lo de las pegatinas y tal, en otros colores no me importa ponerlas pero hay algo en la pureza del negro que me lo impide, me lo impide. Aunque hoy le he puesto una que me gusta en las lunas delantera y trasera. Y un alerón de diseño, y tomas de aire nuevas, y retrovisores nuevos, y mogollón de ampliaciones del motor. En fin, un día ocupado, ja ja.

    ¿Tú juegas a este juego?

    Pip, juego de noche v_v

    Sobre lo de ser disoluto, te he contestado en el post de hoy. Capulla profeta.

    Pam, siempre puede cambiarlo por otro Toyota, ja ja. Pero sí que es cierto que a este lado nos estamos toyotizando todos. Empecó mi tío con el 4x4, luego yo con Caracol, y ahora mi padre se ha comprado el que han sacado por el Corolla. Mi Corolla. Probamos todos los de todos, y es que se le coge el gusto.

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  5. Jugaba. Con el NFS1 iba con un Peugeot 206 si no me equivoco, porque era uno de los que mejor se controlaban y ahí fue donde le cogí el gustillo a jugar con los vinilos para que pareciera un coche distinto cada vez que salía en una revista. En el NFS2 me pasé al Mazda porque los coches grandes quedan mucho mejor después de meterle faldones y demás cosillas. Lo malo es que no lo pude probar mucho ya que lo tuve que borrar poco después por falta de espacio.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.