Hoy he decidido saltarme a la torera esta norma no escrita de "no más de un post al día" y voy a poner dos, porque yo lo valgo y porque es viernes, ala. O tal vez tres (aunque poca guerra me va a dar el tercero). Y voy a empezar en plan temerario, por la que más posibilidades tiene de espantar al público. Con un par: Actitud suicida total, ¡voy a hablar de matemáticas! Y para ello nos hace falta música apropiada: ¡Algo grande, épico!
Y sí, mucho aborrecer las matemáticas, mucho poner cada de asco cuando a uno le da por hablar de espacios cocientes, geometría o teoría de números, y últimamente me está dejando de piedra la cantidad de matemáticos de espíritu que hay por el mundo.
¡Espera! ¿¡Qué haces!? ¡No huyas! ¡Sigue leyendo! Estaría bonito que vaya a explicarte por qué en el fondo hay una matemática en ti y tú pases de leer esto porque habla de matemáticas. Por favor, un poquito de coherencia, ¿no? No me hagas ir a por las bridas
Sigo. Estas últimas semanas le he estado preguntando a la gente ¿cuál es la diferencia entre un donut y un balón de baloncesto?
Piénsala, piénsala. Tómate cinco segundos para pensarla.
La pregunta tiene historia. Cuando yo di Topología, una de las asignaturas más fascinantes de la carrera, tuve la inmensa suerte de tener a dos profesores geniales, entusiastas y, en definitiva, locos: José Pedro Moreno Díaz y Fernando Chamizo Lorente (que tenía y mantiene una página web supercutre y genial). Del primero siempre recordaré aquel examen en el que, con el aula llena de alumnos asustados, dijo aquello de "bueno, ya sabéis que no va a aprobar quien no ponga en el examen la contraseña '¡Aupa Atleti!', ¿eh?", y el segundo tenía la buena costumbre de sacar unos apuntes del curso que ponía en su página web, donde uno podía encontrar cosas como a AC/DC mencionados en la bibliografía y citados entre teoremas, demostraciones y reflexiones. Pues bien, de Topología naturalmente tiene sus apuntes, cuyo subtítulo era "La Topología de segundo no es tan difícil". Se suponía que lo era, y se tenía por tal. Pero ambos profesores conseguían tener razón.
Bueno, a lo que iba. El primer día de clase nos repartieron una introducción que empezaba explicando la esencia de la asignatura diciendo, precisamente, que gracias a ella podríamos distinguir por fin entre donuts y balones de baloncesto.
Pues bien, la respuesta a la pregunta que hacía ahí arriba suele ser, precisamente, que la diferencia entre ambos objetos es que el donut tiene un agujero y el balón de baloncesto no. En serio, alrededor de un 80% me ha respondido eso, en vez de decir que uno es mayor que el otro, o que uno se come y el otro no (no especifico cuál cumple qué cosa para que puedas experimentar por tu cuenta. Por fomentar el empirismo). Y a mí me da por sonreír y pensar que de las mil evidencias obvias, la gente va a escoger una que pertenece al nuestro imperio abstracto e ideal. Mucho bla bla bla y luego de vez en cuando a la gente le salta el pequeño matemático que todos llevamos dentro.
Se supone que las matemáticas son la asignatura más jodida que estudian nuestros chavales (o los de otras personas). Hace unos días aparecieron (creo que en El País del pasado domingo) unas estadísticas sobre los suspensos de selectividad, que naturalmente no voy a molestarme en buscar, que mostraban cómo mi asignatura querida era la que más gente suspendía. Y en consecuencia la que más gente aborrece, la que consigue más mala prensa y la que termina sólo atrayendo o a románticos, o a los que la nota de selectividad no dio para otra cosa o a aquellos que, simplemente, se equivocaron al rellenar la hojita con sus preferencias. Pero igual que se suponía que la topología era complicada, la cuestión está en cómo se enseña. Porque las matemáticas no son difíciles. Porque las matemáticas, a su manera (que no es tan difícil de ver en el instituto), son intuitivas, son prácticas, y cuando están bien explicadas se resumen en un montón de trivialidades. Yo recuerdo cuando di las derivadas y las integrales: Nadie se molestó en explicarme qué coño era eso. Y las pocas veces que he tenido que darle alguna clase a algún estudiante de instituto desesperado, es lo primero que he hecho. Meterle la lección, pero teniéndole entretenido. Explicando qué es cada cosa, por qué se mira, para qué vale, y contando alguna batallita al respecto. Las hay a patadas, en serio: Pocas profesiones atraen a tal cantidad de gente extremadamente rara, inteligente y distraída, y esa gente suele tener todas las papeletas para que les pasen cosas divertidas.
Y ya está. ¿Ves? No ha dolido ni nada. No voy a hablar más de topología, aunque voy a recomendarte el artículo de la Wikipedia en español al respecto (donde, por cierto, aluden a por qué hacemos topología al utilizar un plano del metro). Pero porque está entretenido. En serio. ¿Cuándo te he mentido yo?
20.7.07
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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.
yo suspendi matematicas en selectividad.
ResponderEliminarque curiosoq ue sea un matematico quien responda a un post de matematicas...
la diferencia entre el donuts y la pelota de baloncesto era clara.
el problema de las matematicas son los profesores de intituto, que cansados de hormonas a su alrededor, deciden mantar neuronas a cañonazos, y se explican como el culo y no motivan nada, de nada.
Leo esto hoy, a buenas horas, menos mal que tienes esa etiqueta en tu blog y que ando un poco aburrida...
ResponderEliminarEl caso es que yo tb suspendí matemáticas en selectividad, 4.75 tampoco saqué un cero, y menos mal q con 12 años había ido a la olimpiada matemática y ya tenía las cosas muy claras.
Sigo adorando las matemáticas pero sí que es verdad que los profesores deberían explicar las cosas un poquito mejor.
Y dicho esto la topología a secas, la de segundo, no estaba nada mal (de las pocas q aprobé en junio aquel año) pero ya la topología geométrica y la algebraica con sus homotopías y sus cohomologías de de rahm no me molaron tanto.
En fin, q sigue escribiendo cosas con esta etiqueta que a algunos frikies del mundo nos gusta leerlo.
Lo haré, lo haré; con lo influenciable que las muchachas guapas sois sobre mi ya de por sí ductil carácter, basta pedirlo.
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