30.5.07

socialismo campestre

Toda mi familia, menos yo, es socialista (aunque advierto: cuando en este post diga socialista no quiero decir socialista en su sentido original, sino lo que se entiende como socialdemócrata. Pero ellos hablan así y casi todo el mundo habla así, así que dejemos el bisturí semántico tranquilo por un rato). Socialistas de los de antes, fanáticos de Felipe González y de Alfonso Guerra, aunque Zapatero también les cae bien, pero socialistas de un entorno más rural y menos cortesano que el que yo veo o que el que yo olisqueo por las altas esferas. El suyo es un socialismo de jerseis de lana, de la transición, de manifestaciones y de proletarios unidos para mejor, ese socialismo que clama que no hay nada más estúpido que un obrero de derechas, y que no tiene nada que ver con los trajes y las corbatas y los asesores de imagen de los portavoces que ese socialismo termina vomitando en las cámaras de la política estatal, por explicarlo de alguna manera.

Claro, con esos antecedentes yo no podía ser de las mismas opiniones políticas, libreme Gauss de darle la razón a nadie y menos aún a mis padres, y encima como soy un exagerado y un radical a mí lo más progre que se suele proponer por las catacumbas del PSOE siempre me va a terminar, si me pongo generoso, pareciéndome una idea de centro. Pero el caso es que por el entorno familiar y por una lógica osmosis, siento una cierta simpatía por el socialismo, sobre todo por ese socialismo de políticos obreros, de camisas de cuadros y pantalones de pana y pelos despeinados, ese socialismo que ya muchas veces damos por extinto, por tragado por la corte, por reciclado en algo que los partidarios del "son-todos-iguales" mirarán asintiendo con cara de ya te lo decía y no querías hacerme caso. Pero resulta que no, que ese socialismo aún resiste en algunas partes. Una de ellas es mi pueblo, y aunque exista allí estuvo mandando la derecha a placer hasta las elecciones de 1999. Se votaba, se hacía el paripé, pero al final terminaban mandando los mismos que habían ganado diez años antes, veinte años antes, que treinta años antes no necesitaban hacer el paripé para mandar. Hasta 1999, cuando por primera vez desde la República en mi pueblo gobernó un alcalde de izquierdas, para pasmo, asombro e indignación de los herederos de los amos que, naturalmente, siguen considerándose los amos, nobleza obliga. Aquello supuso 4 años sorprendentes en el pueblo. El alcalde llegó con toda su inexperiencia, su buena voluntad y sus ideas, y se puso a dejarse de hacer parques, iluminar montañas por la noche y apilar en montaña las facturas de Unión Fenosa para ponerse a hacer caminos, llevar el agua a las fincas y, como él decía, hacer cosas para la gente que trabaja y vive en el pueblo, y no sólo para los que lo usan como lugar de paseo. Tampoco quiero pintarlo como un periodo de éxtasis y maravilla, que no lo fue: Con medio pueblo en contra, la inexperiencia y la cabezonería típica de nuestro valle, no podía ser así, pero por lo menos aquellos años fueron una curiosa novedad que llegaron a su fin en las ya penúltimas municipales, las de 2003, cuando el PP contraatacó decidido a corregir aquel error histórico en un feudo clásico; Llevaron a un nativo del pueblo que por aquel entonces vivía en otro pueblo más grande, pero que era de la organización del Partido Popular, además de tener las zarpas metidas en la iglesia. Un buen pájaro. El tipo llegó con una estrategia rompedora, empadronar gente que le votase, a la vez que recurría al siempre clásico puerta a puerta, y se pusieron de moda, otra vez, aquellas historias sobre ancianos seniles gentilmente ayudados a votar por correo, gente a la que le era prometido el oro y el moro por su voto, y amenazas más o menos veladas, dependiendo de la importancia de cada uno, hacia determinadas personas poco propensas, a priori, a votar Lo Correcto. Ganó por cuatro votos, y mi pueblo volvió a ser feudo de la derecha. El orden moral reestablecido, la decencia imperando otra vez, el campo abandonado y el ayuntamiento dedicándose a poner bonito el pueblo.

En estos últimos cuatro años yo me he ido implicando poco a poco en la política municipal, aunque tal vez empezase antes, con un par de trabajos que le hice supuestamente gratis al alcalde (medir y presupuestar un par de caminos rurales; una cuestión de pasearse un día por el campo mirando un cuentakilómetros y luego calcular lo que podría valer un metro de camino y hacer la cuenta. Lo peor, la resaca que tenía aquella mañana, sin duda), y digo supuestamente gratis porque el hombre se ha pasado cuatro años diciéndome que no me pagó aquello y que si volvía a ser alcalde pensaba hacerlo en cuanto se plantase en el sillón, aunque creo que no sospecha que yo no tengo ninguna intención de cobrar un duro porque opino que ese dinero vendría mejor para digamos una vaquilla de las fiestas o algo por el estilo, porque claro, yo no soy socialista y no concibo el trabajo (remunerado o no) como una obligación, sino que sigo más aquello de que quien pueda que lo haga y a quien lo necesite que se lo den, radical que es uno. Pero a lo que iba. En estos últimos cuatro años han ido pasando cosas que me han colocado, al final, en plena anti-campaña política, porque lo mío no era campaña pro-nadie, sino campaña anti-alguien. Que precisamente era el alcalde del PP, así que todos contentos. Méritos ha hecho el hombre para tenerme en contra. Nos chuleó una y mil veces cuando construíamos una casa, denegándonos una licencia por razones que por lo visto no valían con sus afines, metiéndonos en líos con los vecinos. Nos destrozó el acceso a una finca, e hizo suyo el mantra de "sí sí, no os preocupéis, que yo os lo arreglo" y que a estas alturas ya hemos comprendido que no significa lo que parece significar en español. Y nos construyó una calle para tráfico pesado sobre el muro de un olivar que se derrumbó, por lo visto, por nuestra culpa, porque el muro, de doscientos años, no estaba preparado para soportar su carretera sin proyecto (asunto que certificó un aparejador municipal que ni siquiera vio el muro) para después, cuando avisamos, colocar un par de vallas amarillas que ahí siguen y decirnos que naturalmente debíamos pagar nosotros los arreglos. Y mil historias más que no se pueden contar porque por mucho que uno sepa y vea al final se entra en las peligrosas aguas de la palabra contra la palabra y los fértiles terrenos de las demandas por calumnia... y ojo, que no lo digo en plan "y sé más pero no lo cuento" para que cale y se entienda que sé más, que de hecho lo sé, es que es irrelevante, porque sólo con lo que podemos demostrar vale como para poner a parir a este tipo que durante cuatro años nos ha sonreído amigable para afirmar que no había ningún problema o que todo estaba resuelto para luego hacer y disponer a sus anchas en beneficio suyo y de los suyos (al final, lo de sonreír y hablarmos, de todas formas, ya lo hacía menos). Y no hemos sido los peores tratados del pueblo, ni de lejos. Se le fue cayendo el velo y donde había un humilde corderito, temeroso de la mano de dios, alegre y simpático, terminamos viendo a un fantoche prepotente y caciquista que se consideraba el amo del valle. Cómo sería el asunto que ni su propio partido ha terminado apoyándole, al menos la gente del pueblo que es de su propio partido: Ni uno solo de los concejales que entraron con él ha terminado en el cargo, todos con broncas y disputas de por medio. Si era así con los suyos, imagina con el resto.

Y llegaron estas elecciones, conmigo pregonando alegremente sus hazañas y virtudes a quien quisiese escucharlas, con él, de nuevo, haciendo la ronda de las casas, intentando calzarse de nuevo la máscara de afabilidad y encanto que ya le había encogido y le quedaba un poco rara, y el tipo las veía venir con ilusión porque ¡pensaba que iba a ganar! Yo, la verdad, cuando me lo han dicho hoy mis padres, que me llamaron el mismo domingo en cuanto se terminaron de contar los votos para decirme que ganó Lore (porque no es el PSOE, es Lore) por 53 votos (PSOE 419 votos, PP 366, mas 20 entre votos nulos y en blanco), no me lo creía. ¿Cómo, a estas alturas, pensaba que podría ganar? ¿Creía que alguien iba a tragarse aún sus promesas o a temer sus amenazas, o simplemente, beato como es, confiaba en los rezos que fijo que se hechó para poner el asunto en manos del Gran Jefe? Por lo visto hasta había preparada una fiesta con chocolate y pasteles. Pero no. Se impuso la lógica y el sentido común, y alguien a quien el pueblo aborrece se ha llevado sólo los 366 votos de quienes no pueden votar otra cosa porque para eso son quienes son y son hijos de quienes son, o de los que no han tenido otro remedio que votarle, que alguno quedará. Y aquí es donde veo yo lo sintomático, aunque todos esperábamos esto, aunque todos sabíamos esto, aunque nadie podía esperar que repitiese en el cargo alguien a quien los de su propio bando han terminado cogiendo asco, eran él y sus fieles quienes tenían la fiesta preparada.

Así que los socialistas, los socialistas rurales de jerseys de lana agujereados por las brasas, de pantalones de pana sucios de los charcos de los caminos, de las camisas de cuadros raídas por los codos y los pantalones recosidos por la entrepierna, que no tenían preparado ni chocolate ni galletas ni pastas ni tes ni platitos con sus cucharillas y sus azucarillos, se metieron todos en un bar, se tomaron un par de whiskies cada uno, se echaron unas risas y ala, a la cama prontito que al día siguiente había que ir al ganado.

Cómo no va uno a simpatizar con socialistas como esos.

10 comentarios:

  1. me ha gustado mucho leerlo. muy bien contado. seguro q he sonreído donde querías que sonrieramos, que he arrugado el ceño donde tocaba...
    me ha gustado, sí.

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  2. Y Mi que no es para nada del PP, que tiene una visión ligeramente menos literaria del asunto y que comparte zona rural contigo, se guarda cualquier comentario sobre la humildad socialista de los montes de toledo ;*

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  3. Me ha gustado mucho tu blog, y sobre todo las fotos.El socialismo, hoy en España, se asocia siempre con un determinado partido, cuando en realidad es una forma de ver la vida, de actuar (y desde luego ese partido hace tiempo que se desvió del camino).
    Menos mal que todavía queda gente auténtica, que se preocupa por los demás sin esperar nada a cambio.
    www.lacoctelera.com/marietita

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  4. lo que yo decía *v*, que muy bien contado. tú que sabes más ves las trampas narrativas, pero desde lejos es tan bonito...

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  5. No queria leerlo por hablar de política,pero esta genial.
    Me ha sorprendio lo de utilizar el dinero de lo que hicistes en ¡¡una vaquilla!! jajajaja.
    Pero no me gusta que se repitan lo tópicos de que la derecha lo celebra con tés y platitos y la izquierda con whiskies en el bar.

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  6. Vega, lamentablemente lo que no he conseguido es que me donaseis dinero donde quería que me donaseis dinero. Tengo que trabajar más esa parte o no me haré rico nunca. Gracias, en cualquier caso :)

    Vero, en todos los cazos se cuecen habas. Ya te conté por msn que no es que me alegre especialmente que gane el PSOE: Yo no soy socialista, lo decía al principio. Pero me caen mejor que el PP y la alegría de mi familia y, sobre todo, la derrota del fantoche que teníamos es, cada una por sí sola, razón suficiente como para estar contento. Y respecto a lo que suceda en el futuro, mantendremos la actitud vigilante, y si hay que dar caña pues se sigue dando, que para algo lo mío no son las campañas pro-algo, sino las anti-algo, muchísimo más divertidas y, creo, útiles, a medio plazo.

    Marietita, gracias y bienvenida, y por lo de las fotos, niñas de mis ojos, infinitas gracias :)

    Tienes razón con lo del socialismo. Un partido nunca es una ideología, se supone que se basan en ellas, pero todo partido, como entidad, tiene sus intereses, y eso es un cáncer de la democracia, pero bueno.

    David, es que ya ves tú para qué quiero yo ahora el dinero que sea por haberme dado un domingo hace mil años un paseo por el campo. Si no fuese por la resaca, debería haber pagado yo por aquel paseo: Estaba todo embarrado, hacía un día genial, iba con el 4x4 de mi tío por aquellos caminos... en fin, ya me viste conducir aquel coche con barro y tal, qué te voy a contar.

    Lo de los tópicos que se repiten, bueno, no era mi intención caer en un tópico. Pero es cierto que la gente del PP tenía preparada una fiesta con chocolate y bollitos (es tradición suya) y que mi padre y quienes estaban con él lo celebraron tomándose unos copazos, qué le voy a hacer :(

    Ya conoces a mi padre. Le diré que la próxima vez, por ir contra el tópico, hagan algo más chick, pero me da a mí que me va a mandar al carajo, que le gustan los pelotazos más que a mí...

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  7. Bueno, una cosa es que haya ganado el PSOE en El Real y otra muy distinta es que el Alcalde sea de izquierdas... que los mayores del lugar se acuerdan de en qué partido militaba en su juventud, oiga!

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  8. Ya, bueno, como si el PSOE fuese de izquierdas, diría, si no fuese repetirme otra vez.

    No sé, yo he conocido a los dos, al alcalde in y al alcalde out, aunque no conozco sus historiales políticos. Pero uno me parece un buen tipo y el otro me parece un capullo integral, tirando sólo de intuición.

    Con respecto a la gestión política, ya veremos cómo va. A priori hacerlo peor está jodido.

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  9. No puedo entrar en la dinamíca de quién es mejor alcalde pues no les conozco. Tampoco quiero caer en el tópico de cómo se supone que son los del Psoe y los del PP. Lo que más me ha gustado es tu manera de describir a esos hombres (y mujeres) que llevan la camisa de cuadros, los pantalones de pana gastados y algún roto que otro en su ropa, porque, aunque no represente a nuestros políticos de hoy, ni de un lado ni del otro, representan a la España que sacó al pais del agujero en que se encontraba metida durante 40 largos años, y que nos dieron la libertad y los derechos que hoy gozamos de manera gratuita y como si nos hubiesen venido de la nada.

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  10. Hola, Atlántida, y bienvenida (caray, qué de voces nuevas, segundo post que contesto hoy, segunda bienvenida. Mola).

    Al margen de la cuestión de los partidos a mí eso es lo que me llama de la política rural, que no trasciende a los niveles del político profesional, que puede cambiarse de partido y seguir haciendo lo mismo, que va siempre trajeado y que gana un sueldazo. Lo bueno de la política de estos ambientes es que al fin y al cabo los hace gente a la que te cruzas por la calle, y que tienen sus vidas más o menos normales (ejem, si a ser un adicto a los actos religiosos se le puede llamar normal, ejem), gente a la que saludas y con la que hablas (ejem, si te hablan, ejem, y si les hablas, ejem ejem). Yo creo que la política no debería haber salido de ahí, que en ese profesionalismo está la raíz del mayor de sus males.

    Y efectivamente, al final los avances, el progreso, el salir del agujero... o lo hace la gente de camisas a cuadros y pantalones de pana gastados o eso no lo hace nadie.

    Vamos, que totalmente de acuerdo.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.