24.10.06

Cabeza vs Corazón

Muchas veces me han llamado romántico. Romántico significa que uno es sensible, ardiente, idealista, soñador. Ser un romántico es algo que nuestra sociedad ve con buenos ojos (¿cuántas veces has escuchado "qué romántico" como comentario negativo?) e implica que uno piensa con el calor del corazón y el fuego de la sangre, y no con la frialdad y la cortante lógica que desterramos a su hábitab del cerebro. Parece que pensar, en las cuestiones del amor, es algo no ya sólo secundario sino sucio, impropio. Qué importa todo si hay amor, se dice, lo importante es ese fuego que le come a uno por dentro, le quita el sueño y le hace soñar con los ojos abiertos. Y considerarlo como un efecto de las hormonas campando por la sangre y de los genes intentando perpetuarse (bobos de ellos que luego tienen que luchar contra el látex o la química) es como si uno matase e hiciese una autopsia a su querido gatito para intentar explicar su amor por él. Por eso últimamente vengo pensando que el romanticismo fue una estafa que El Poder, ese ente maligno encarnado por banqueros y dueños de fábricas, convirtieron en sus riendas para que los y las adolescentes de hace un par de siglos padeciesen sus jornadas de doce horas en fundiciones y telares, acumulando enfermedades respiratorias mientras esperaban a su principito o princesita azul surgiendo de repente entre el hollín y la ceniza.

El romanticismo, como lo entendemos, el pensar por el corazón, es visto en frío una estafa. Aquí arriba (toc toc, golpe de dedo índice en la sien) tenemos la maquinaria que, bien empleada, nos lleva a procesar información para superar problemas. A base de lógica pura y dura tenemos teléfonos móviles, ordenadores, agua corriente, internet, aviones, microondas, CDs, satélites, telescopios, ropa interior cómoda y calentita y camas acogedoras. Pero en los asuntos del amor se convierte en algo sucio, impropio, frío, inhumano, y hay que renunciar al pensar por el sentir, como si por pararse a pensar y mirar uno fuese a romper algo que no esté ya roto por si solito, como si ver el jarrón roto fuese romperlo, como si ella vaya a dejar de querernos porque descubramos, veamos, entendamos que no nos quiere. Poco justos somos con la lógica, que a tantos sitios nos ha llevado y a tantos nos seguirá llevando.

Y yo me pregunto por qué. Qué tiene la lógica, la razón, para que renegemos de ella, y la respuesta es evidente: No queremos que las cosas sean como son, queremos que las cosas sean como queremos que sean las cosas, y si no puede ser pues bueno, vivir engañados siempre es una opción. Quién no se ha refugiado en sus sueños y en sus fantasías, cuando espera al sueño, pensando que era sólo un ratito y arrullado por la seducción de la fantasía.

No siempre ha sido así. Para los griegos no había diferencia entre pensar con la cabeza o con el corazón, entre el pensar y el sentir. El cerebro se suponía que era simplemente un refrigerador para la sangre, y nuestro núcleo, nuestro centro, era el corazón. Igual que nosotros vamos por ahí pensando que somos una cosita que está detrás de los ojos y debajo del pelo y que tiene un cuerpo debajo, ellos iban por la vida pensando que su esencia estaba ahí abajo ligeramente a la izquierda. Es divertido intentar ubicarse ahí, más abajo, a un lado, y tratar de ver la vida desde ese rincón profundo y palpitante, asumir que los ojos son una especie de periscopio y que los brazos y las piernas andan algo más cerca. Los griegos, que inventaron nuestra filosofía y nuestra ciencia, que amaban la lógica como todo el que la comprende, le ve la utilidad y no la considera fría (hacerla en una playa del Egeo tiene que ayudar). Y aún así los griegos eran capaces de fabular descensos al infierno en busca del amor perdido armado con una lira y un deseo al rojo vivo, de arrasar una ciudad por el amante muerto, de inventar el dios más enamoradizo de cualquier panteón digno... y que ni siquiera era dios del amor.

Pero en algún punto del camino descubrimos para qué servía el cerebro y nos olvidamos de mudar a él el amor, y ahora pensar, en estas cosas, no se lleva, porque hay que ser románticos. Como si uno no pudiese regalar una rosa sin fingir una lobotomía reciente.

¡Así nos va!

7 comentarios:

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  2. Aunque no te falta razón, el romanticismo no se aplica sólo al amor. También son románticos un grupillo de campesinos que se tiren al monte con escopetas porque quieren defender su pueblo (aunque la lógica dice que es mejor rendirse al ejército invasor y seguir viviendo, pues no tienen posibilidades), un futbolista que renuncia a fichar por un equipo grande -y cobrar mucho más- porque prefiere seguir en el equipo de su ciudad (bueno, vale, no hay muchos futbolistas románticos), un político que antes que renunciar públicamente a sus ideas prefiera beberse abrirse las venas en casa después de cenar con sus amigos (bueno, vale, eso hace siglos que no lo hacen los políticos), un cristiano -aunque dirás que más que romántico era idiota- que prefiere ser devorado por un león antes que renunciar a su dios...
    Así que no sólo por amor se hacen estupideces (románticas pero estupideces al fin y al cabo). Ni se deja de lado la lógica: lo que ocurre es que llama más la atención el que hace algo "romántico" que el que hace lo lógico (y a veces lo lógico es regalar la rosa esa: más que la lógica, lo que está reñido con el amor es la practicidad).

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  3. Yo voy a ver si puedo poner en práctica eso de pensar que soy mi corazón en vez de eso que está detrás de mis ojos y debajo de mi pelo.

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  5. Myrddyn puso:"un futbolista que renuncia a fichar por un equipo grande -y cobrar mucho más- porque prefiere seguir en el equipo de su ciudad (bueno, vale, no hay muchos futbolistas románticos), "

    Julen Guerrero lo hizo, son esas pequeñas cosas que me gustan de que mi equipo sea el Bilbao, que algunos sienten los colores....La lógica me haría ser del Barça, pero soy una romántica empedernida y seguiré sufriendo por la permanencia....Uffff

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  6. Ya, claro, qué gran razón para ser del Bilbao. Como el Madrid no tiene a Guti, Raúl y Casillas en las mismas... v_v

    Y hablo del Madrid porque es el equipo que conozco, pero así los habrá en todos los equipos. Pero bueno, no quería yo convertir esto en un debate de fútbol.

    Myrdd, no quería yo criticar el romanticismo en general. ¿Cómo podría, después de lo que escribí de Listz? Los románticos fueron unos rebeldes que buscaban la libertad frente a los principios estéticos, en particular, y supongo que frente a todo en particular, pero lo que a mí no me gusta es el concepto que nosotros tenemos hoy día sobre lo que es el romanticismo en el amor (oh, el hamor) y cómo parece que si uno se para a pensar está vendiendo su alma o algo por el estilo... cuando tanto la pasión como la razón nacen exactamente del mismo sitio, nuestra linda cabecita.

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  7. No hay debate que valga, chaval, los del Real Madrid no pueden "renunciar a estar en un gran equipo y quedarse en el equipo de su ciudad", porque ya son uno de los mejores equipos del mundo, en sueldos, títulos y proyección mundial, sin embargo Julen ha renunciado a dinero, a títulos y a una carrera deportiva mucho mejor y rechazó muchas ofertas de equipos grandes...No es comparable....

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.