14.8.06

¡Ya sí que sí!

¡Vacaciones! ¡Vacaciones! ¡Vacaciones!

Nos vamos a la que por lo visto es la ciudad de las tartas. Después de mil odiseas con los billetes de avión y con las reservas del hostal que más que en planes de vacaciones hacían pensar en números de ilusionismo, en plan de "¿ves dónde están los billetes?... pues barajeo y... ¿dónde están ahora?" hemos salido más o menos indemnes.

Excepto por el pequeño detalle de que para esta noche no tenemos dónde dormir. Además dice el tiempo que hoy y mañana lloverá de vez en cuando (y el viernes, pero el viernes tendremos techo y cama), así que la primera idea de cualquier mente racional, que es comprar mucho alcohol, buscar un parque y pasar la noche jugando al quinito, se viene abajo. Pero bueno, ¿quién quiere preocuparse?, esto son vacaciones, y no querer las vacaciones típicas de tantas noches de hotel y viaje organizado para visitar todas las maravillas locales pastoreados por un guía tienen estas cosas. Y ante la adversidad es donde se forjan los héroes, qué carajo, y donde nosotros, que asumo que no lo somos, podremos o desesperarnos o reírnos hasta las agujetas.

Así que esto es una despedida. No sé cuándo voy a poder volver, y te voy a echar de menos, y me preocupa que te quedes ahí sin que yo ande al otro lado de este teclado para darte la lata. Así que bueno, aguanta, resiste, que yo en cuanto pueda vuelvo, con un montón de fotos para subir al fotoblog, palabra de niño bueno.

Bostezo: Parte de mi preparación, ante la perspectiva de una noche sin alojamiento, ha consistido en no dormir, tampoco, en la última noche en una cama conocida. Hay algo estúpido en ese razonamiento, lo sé, pero también tiene algo de inapelable: Si no me dejan dormir cuando quiero, pues no me da la gana dormir yo cuando puedo, ea.

Además, estaba nervioso. Y pensando en palabras como escapucias, que quieras que no es una palabra que da que pensar.

Y si nos lee alguna doctora adicta a la RAE que no se moleste en buscar ese palabro, que no creo que venga. Doctora querida, no todo está en los libros, no piense usted así que a la mínima se planta uno un orinal en la cabeza, recluta un escudero y recorre las whiskerías de La Mancha a la caza de sus gigantes y su Dulcinea.

4 comentarios:

  1. La ciudad de los balnearios, antes que la de las tartas, compañero.
    Nosotros, cuando fuimos, estuvimos a punto de entrar en los Gellert, pero nos clavaban un dineral por una hora en una puta piscina de olas.
    Luego fuimos a los Rudas, pero desistimos al ver que eran baños de vapor, y en pleno julio no apetecía.
    Vamos, que al final nada de nada.
    Pero eso sí, hicimos un tour por las cafeterías/pastelerías acojonante.
    Si lees este mensaje antes de irte, acuerdate de pedir un café con hielo. No es como aquí, no. Dependiendo del sitio, eso sí, pero son capaces de ponerte un vaso de pinta con nata, bolas de helado, canela y virutillas de chocolate (más café, claro). Y claro, te lo tomas con lágrimas en los ojos.

    La cerveza, eso sí, es putamierda.

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  2. David, soy Alfons, el de "LostinLondon"...

    Mi comentario no tiene nada que ver con el contenido de la entrada que, como siempre, apenas he podido leer.

    Solo es para darte las gracias por participar en nuestro blog... Y hasta interactuar...

    Intentare leerte y ser un poco mas activo, que esto de no tener internet en casa es un rollo...

    Pasalo bien...

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  3. Hay señoriíto, que está usted perdiendo facultades. Sí que existe esta palabra jijijijijij
    Escapucias: 1. Desperdicios de las comidas

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  4. Pues su señora casa doctoral, la RAE, no tiene ni idea de su existencia, cosa que me parece imperdonable por parte de la RAE.

    Yo por mi parte ya la considero palabra aprendida, asimilada y que utilizaré siempre que pueda... Que, sé, no serán muchas veces porque escapucias escapucias yo la verdad es que no dejo muchas nunca... v_v

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.