Vamos, que virtualmente creo que estamos entrando, a nivel nacional y en ciertos ordenes regionales, en un bipartidismo, y a ti no sé, pero a mí eso me preocupa, porque cuando existe ese bipartidismo cada partido sabe de antemano que los radicales, los convencidos, les van a votar, porque no les queda otra. Pero para arañar más votos sólo puedes hacer una cosa, que es quitárselos al otro partido. ¿Y dónde están esos votos? Pues en el centro ese del que tanto se habla en algunas elecciones (sobre todo entre la derecha, que supongo que en parte lo hará por esto y en parte, sospecho, porque por lo visto la gente de derechas tiene alergia a esa clasificación, y siempre van por ahí diciendo eso de que ya no hay derechas ni izquierdas), al fin y al cabo en el centro es donde están los más moderados de cada partido, los más de derechas de la izquierda y los más de izquierdas de la derecha (o, traducido a un lenguaje de derechas, digo de centro, los más centristas de la izquierda o los más izquierdistas del centro). Y esto forma una tendencia a la homogeneización; los partidos tienen que volverse moderados, si exceptuamos algún que otro arrebato genuino como los que de vez en cuando les dan para alegría del Guiñol de Canal +, que suelen incluir montones de insultos y escisiones sociales entre los que reniegan de la política y quienes exigen linchamientos del insultante, de los insultados o de todo el mundo. La tendencia no es nada buena, basta mirar a EEUU: Republicanos a un lado, Demócratas al otro, y el resto es voto perdido. Y la diferencia entre los dos primeros no es especialmente significativa, se tiene algún gesto a favor o en contra de ciertas libertades, se alivian y recargan unos impuestos allí y allá, se ejecuta a unos cuantos presos más o menos, pero a nivel de estado todo sigue igual. Supongo que todo esto también debe ser consecuencia de alguna ley evolutiva llevada al campo de los partidos y los políticos: Si un partido quiere vivir mucho tiempo, no es tan mala idea encontrar otro que sea formalmente opuesto, pero esencialmente igual, y dedicarte a alternar con él las tareas de gobierno y oposición. Si quieres llegar a ese acuerdo, te interesa no ser muy distinto del otro partido.
Bueno, bastante deprimente todo, sobre todo en tiempos electorales.
Pero el caso es que últimamente, con todos estos líos del estatut catalán, estoy viendo que hay sitios donde las cosas no son así, donde hay más partidos que obtienen votos, y que consiguen su cuota de gobierno, y un poder con el que desestabilizar ese inmovilismo del monopolio compartido por una pareja e imprimir un cierto movimiento a la política: Los lugares con partidos nacionalistas. Veamos: Galicia, ha habido un cambio de gobierno al aliarse un partido nacionalista con la anterior oposición. Nada garantiza a estos últimos que en las siguientes elecciones vayan a poder seguir contando con ellos. Eso obliga a los dos partidos a aliarse, ¿y qué repercusiones tiene eso para los votantes? Dos partidos lanzando propuestas, que salen gracias al otro partido, que tienen que sufrir al menos un consenso: Más resultados con menos votos para cada uno. País Vasco: Bueno, supongo que tres cuartos de lo mismo, entre EA, PNV y los saltarines restos de Batasuna: Seas un radical, seas ultraconservador, seas quien seas, tienes una opción nacionalista que votar. Sinceramente, qué envidia, tanto partido. Y finalmente Cataluña, con CIU y ERC, tres cuartos de lo mismo. Estos partidos, al no operar a nivel nacional, tienen la gran ventaja de poder tomar decisiones que mandarían al fondo del mar a los grandes partidos nacionales: Carod Rovira ser reunió con ETA, le llovieron pedradas de media españa, y su partido ¿se resintió? No, sacó más votos, y consiguió hacerse socio de gobierno.
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