4.3.11

Valentín contra Internet

Valentín potencia la entropía de una manera inversamente proporcional a su tamaño, y la Muchacha y yo asistimos asombrados a tal prodigio de la naturaleza: menos mal que de cuando en cuando un personaje suyo (de la Muchacha: Valentín, aunque gusta de apretar las teclas del ordenador, aún no se ha decidido a escribir nada) sale de un cuento y viene a restaurar el orden, la limpieza y la decencia a cambio de un par de discursos de derechas y de diatribas en contra de mi buen Mourinho.

Yo a veces pienso que lo que hace Valentín, en la medida de sus descomunales poderes, es luchar contra la naturaleza voluble del universo. Ante el vacío previo a la propia existencia y frente al abismo de lo que queda por suceder, Valentín marca sus improntas en el espaciotiempo luchando contra los trapos, masticándome los cordones, reubicando el calzado de la Muchacha y, todo hay que decirlo, construyendo monolíticas estructuras realizadas con la materia ya no prima de su peluda tripita y emplazando pequeños lagos dorados allá donde mea. Afortunadamente este último par de cosas, en un arranque civilizador que le agradecemos, lo hace donde debe, en unas hojas de periódico que tiene en un baño y, por si las prisas y por ser su residencia en horario laboral, en un rincón de la cocina. Es Valentín, así, el más asiduo consumidor de prensa de la casa, comentario este que el otro día le hice a un vecino que trabaja en El Mundo y que por la cara que puso no le hizo mucha gracia.

En cualquier caso, los modales no venían de fábrica, y Valentín los ha ido aprendiendo gracias a los trucos que nos enseña la sabiduría colectiva almacenada entre los rincones libres que dejan las estupideces alojadas en Internet.

Un dia que yo estaba ahí indagando sutiles manipulaciones de la mente animal, sorprendí la mirada de Valentín posada en mi cara. "Qué diablos hará este", se leía en sus ojillos. Y yo le expliqué a qué me estaba dedicando.

Pensé entonces que es estupendo esto de tener acceso a las experiencias ajenas: nosoros jamás hemos criado un cachorrillo, pero no importa. Le pase lo que le pase, alguien lo ha documentado, ha enumerado las complicaciones y ha dado soluciones. Internet, a diferencia de la fregona, triunfa en su batalla contra Valentín.

Cuando terminé de explicarme, Valentín me miraba atribulado.

-Lo que tiene que hacer tu especie -concluí- es una Internet canina. Con vuestros foros de amos humanos, comentando "a mi amo le pasa esto", "mi amo es así", y con métodos sobre cómo actuar en cada caso. Ese día estaremos perdidos, y a partir de entonces seremos nosotros los que llevemos la correa al cuello por la calle.

Creo que Valentín se quedó con la idea, pero que nadie tema. Hasta que no progrese en sus talentos mecanográficos, no hay nada que temer.

1 comentario:

  1. Esa Internet canina no dista en nada de la Internet en la que habitamos, si miras algún que otro foro parece estar escrito con las mismas patitas de tu Valentín (aunque él lo haría mejor, aunque sea tan solo por vuestro patronazgo...)

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.