22.1.10

vivir el peligro / oda a isabel coixet

-Hay, he perdido mis tijeras estupendas, las de punta -dice la Muchacha, buscándolas por la cocina.

-Búscalas en mi lado de la cama -la respondo yo, dándole sorbitos al café a ver si se me pasa el estado de shock(*)-, donde siempre guardas los objetos punzantes, cortantes e inflamables.



(*: El estado de shock, inducido al parecer por una siesta descomunal, consiste en que desde que me he despertado, hace ya una hora y 28 minutos, la vida parece una película de Isabel Coixet. No sé si es que ha aprovechado la pausa de mi vigilancia, mi ausencia protectora para mis minivacaciones en el reino de Sandman, para dar un golpe de estado y hacerse con el control del Universo, o quizá sólo desvaríe, pero en fin, las luces, la gente, coño, que he salido a la calle a comprar azucar y me he cruzado con una colegiala japonesa, con su mochila y sus coletas y todo, y joder, que estamos a 20 metros de Malasaña, no de Tokio, coño, que no, que estas cosas no se hacen, que tengo miedo, que no quiero volver a salir, que quiero dormir las 5 horas que faltan, a ver si así el mundo se arregla, y si no, si me despierto y Coixet sigue allá arriba, entre querubines y arcángeles, trazando guiones del destino empapados en melaza, entonces que alguien me abra un portal o algo que yo, en serio, de este mundo me voy, que me gustaba el mío, el mí o, no esta cosa cursi y acaramelada, arj, para qué me echaré siestas, si cuando me despierto al mundo siempre le ha pasado algo)

4 comentarios:

  1. Veamos, que la información se nos acumula. Resulta que la Muchacha tiene tijeras sin punta, de esas que se compra a los niños para protegerlos. No creas que es información insustancial: las tijeras que usan las poetas, incluyendo unas que si pinchan y cortan (pero se pierden) son datos importantes para el entendimiento de lo que escriben.

    Resulta que sin pretenderlo, sin comerlo ni beberlo, ya tenéis dispuestos los espacios y la peligrosidad del de cada uno. Oye, vais muy avanzados.

    La próxima vez que veas una colegiala japonesa, con coletas y mochila, me llamas y la entretienes preguntándola por un algo japonés. Yo también quiero verla.

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  2. ¿Qué banda sonora oías' eso es definitivo para saber si era Coixet

    (En otro orden de cosas, ya ves que pongo un paréntesis, aunque seguiré entrando a leerte, ya que me diviertes mogollón, me estoy planteando dejar de comentar aquí. La razón es mi probablemente desmedida obsesión por la reciprocidad: entraste en mi blog hace tiempo, te dedicaste a insultar a otro comentarista, pobre, y hasta luego Lucas. No hecho de menos desde luego que entres a insultar, -de hecho, llevabas razón en la polémica 'científica' y tu mismo te la quitaste por hacer eso en lugar de emplear la ironía o la persuasión-, pero sí hecho de menos que comentes. Ya veré)

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  3. Óscar: un aplauso por publicar una novela, cosa siempre admirable, pero hay formas de hacerse propaganda y formas de hacerse propaganda, y a mí siempre me ha parecido más grata esa que pretende una cierta implicación. Un hola qué tal, un algo relacionado con el sitio donde se escribe... el buzoneo tal cual, a estas alturas de la vida, provoca más hastío que curiosidad. Telepizza lleva años jugando en tu contra.

    Nán: de acuerdo con todo. La próxima vez que el coixetismo medre, te aviso.

    Lansky, ah no: la banda sonora era Nevermore,

    http://www.goear.com/listen/3e0f200/this-godless-endeavor-nevermore

    Pero porque la ponia yo en el iPod como forma de resistencia activa. No quise ni saber cuál era el hilo musical del mundo en ese momento.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.