7.1.10

la obscenidad

Ni siquiera en aquellos primeros tiempos de modem y ojos rojos y madrugadas robadas a los apuntes en los que uno ya reconocía las caras de las mujeres que posaban en pelotas e el polvo de internet (hombre, holaquétal, otra vez tú aquí, tras el click del ratón), ni siquiera cuando he robado a ancianitas, mutilado insectos o dejado llamadas sin responder hasta la putrefacción; ni siquiera en aquellos momentos me he sentido tan sucio, tan obsceno como ahora mismo, en este preciso instante en el que escucho esto:



¡Tremendos!

2 comentarios:

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.