14.11.09

perkele!

Perkele, ravintola y suomi son las tres palabras que, sin pensar más (aurinko, kuu, por ejemplo, porque uno se pone, se pone, y salir salen), me sé en finlandés, y ayer tuve la oportunidad de gritarla lo más fuerte que puede.

Era la pausa pre-bises del concierto de Finntroll y ya nos dolían las piernas, de los brincos, y las manos, de las palmas. Hacía siglos que yo no estaba así no ya antes de los bises, sino después del concierto.

Y Finntroll es un grupo genial se mire por donde se mire, que va a hacer que yo recuerde este año, el 2009, en lo musical, como el año en que por primera vez vi a Dream Theater y a Finntroll.

Y en fin, yo dejo el link a una canción suya, porque estas cosas hay que dejarlas, aunque, advierto: lo que hacen, en parte, podríiiaaa llamarse black metal...



...aunque cualquier purista del black metal dirá que ni de coña.

Pero precisamente ahí reside parte de la gracia de Finntroll; que de coña, cualquier cosa, porque si Finntroll son algo, son una coña escandalosa y melenuda.

Por afán de completitud y por poner un ejemplo de la coña citada, la otra mitad de su estilo sería la humppa, que es una especie de polka acelerada típica de Finlandia.

Y eso son Finntroll, un grupo finlandés que canta en sueco, toca un estilo musical que es mezcla de polka y black metal, y hablan de la gloria de la raza troll y de sus visicitudes a la hora de relacionarse con la Horda Cristiana, que dicen ellos. Entendiendo relacionarse como, como dijo ayer el cantante, cosas como comer carne humana.

Si tuviese que hacer una lista de los conciertos más divertidos en los que he estado supongo que tendría que incluir a Les Luthiers, que aunque no sean exactamente concierto tocan y, definitivamente, son divertidos, a The Strait Jackets, y en el primer escalón del podio a Finntroll. Porque son una de mis bandas favoritas, porque no tienen reparos en pintarrajearse y hacer el idiota para rodar un videoclip, y por esa capacidad que no deja de ser fabulosa de llenar la Sala Caracol de Madrid de madrileños que corean canciones en sueco y no paran de bailar y dar saltos durante todo el concierto porque no se puede. Porque la música tiene su raíz de black metal, sí, y eso es, digamos, poco bailable, sí. Pero qué se le va a hacer si la humppa es simplemente irresistible.

3 comentarios:

  1. Y además de todo eso, son solidarios hasta el extremo de arroj...compartir latas de cerveza con esa parte del público capaz de interceptar proyectiles. Y por si fuera poco, también ayudan mediante delicados empujones a los espectadores que pretenden hacer crowdsurfing desde el escenario.

    Un diez a los Finntroll, sí señor. Qué grandes.

    ResponderEliminar
  2. Y tan grandes. Al tipo al que amablemente ayudó a decidirse sobre si tirarse o no del escenario le sacaba una cabeza coma algo, el cantante.

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.