26.10.09

la venganza de mi cerebro

Aviso: este post trae deberes. Pero son divertidos, útiles y se hacen en lo que tarda en cargar una página más treinta segundos. ¡Mañana pasamos lista!

El sábado salimos Juanito, Jaimito (resumiendo, los señores Jotas) y yo por Lavapiés. Las mujeres (la Muchacha y, por eso del plural, otras mujeres) habían decidido montar una cena de género, así que nosotros salimos así, de género.

Jaimito lo llamaba noche de solteros, por matizar más allá del género.

Y la noche estuvo graciosa excepto por la copa que me mató precisamente después de haber hablado largo y tendido (tendidos en las sillas de una terraza, concretamente) sobre las borracheras dignas.

Dile yo un sorbito a aquella última copa, slurp, y el mundo descarriló.

Apenas me dio tiempo a palidecer, donar mi copa y salir de allí a la carrera zigzagueante.

Pero lo de mi cerebro sucedió antes: me acompañaron los señores Jotas a un cajero, a que sacase dinero para financiar copas como por ejemplo la que después me mataría, la muy puta. Pero en fin, era hora de optimismos y de rellenarse la cartera, por si la noche. Y así nos pusimos a la cola del cajero, porque en sitios como la Latina no existe noche ni fin de semana sin cola delante de los cajeros. Y delante de nos, dos chavalas, intentando sacar dinero. Y no podían. Y uno de los Jotas, al que no nombraré por no arruinar su estupenda reputación cívica (aunque sí diré que no era Juanito, que es un cacho de pan y no merece la sospecha), se puso a carcajearse al respecto, que si no tienes pasta no te va a dar, que si bla bla bla.

Así que cuando por fin se iban y nosotros nos acercábamos, cuando nos las cruzamos, se despidió preguntándoles “¿habéis olvidado el pin o qué?”

Y el efecto inmediato es que a mí se me olvidó mi pin.

Metí la tarjeta, probé dos veces, nada. Se morían de la risa, los señores Jotas.

–¡Pero cómo no te vas a acordar!

–Pues ya ves, así, no acordándome. Si es que para qué le dices nada a las chavalas, con lo empático que es mi cerebro con el olvido.

–¡Pero hombre, para la tarjeta hay que tener un pin del que te vayas a acordar!

–Sí, sí, claro, hasta que se te olvida. Yo me acordaba hasta hace cinco minutos.

Y en fin, se rieron mucho y luego Juanito me prestó un dinero que encima después medio perdí, sospecho.

Y encima a mi móvil le dio por pedirme el dichoso puk. Que pins vale, pero ¿puk? ¿Quién coño se sabe el puto puk de su teléfono?

Así que se rieron muchísimo.

Al día siguiente se lo conté a la Muchacha y nos acercamos al banco. Me salió el pin a la primera.

Si es que el cerebro es una máquina rara y caprichosa, pensé, a la que el mundo real le viene importando más bien poco, y que almacena y pierde la información como le da la gana. Y entre eso y que leí sobre él en un libro, recordé un experimento curiosísimo sobre el que leí alguna vez por alguna parte, que es el que si te parece podemos hacer aquí.

El experimento tiene dos partes: en la primera, hay que ir a esta página y darle al vídeo que tiene en el medio. Es un vídeo de 30 segundos en el que unos chavales vestidos de blanco y otros vestidos de negro se pasan unos balones de baloncesto, y consiste en contar la cantidad de pases que hacen.

¿Alguien sería tan amable de perder en total 1 minuto de su vida yendo, viéndolo y posteando aquí la respuesta?

Si me hacéis el favor, así sigo otro día con la segunda parte, que es la que esconde chiste.

9 comentarios:

  1. No hay que tener en cuenta si los pases son de blanco a blanco o de negro a negro ¿no? Si es así creo que 31 aunque hacían pases a escondidas mientras otros ¿jugadores? pasaban por delante del que tenía la pelota así que no estoy seguro.

    ResponderEliminar
  2. Estoy con darnok. He contado 31 en total.

    Por cierto. ¿Señores? En verdad te digo, no nos puedes llamar señores habiendonos presentado como Juanito y Jaimito...

    No te preocupes por lo de la pasta, yo sospecho que he perdido 20€, No se si me habrá caido por ahí o se me perdió en la caja del bar. En fin, me encanto la noche.

    ResponderEliminar
  3. Yo he contado 20 también, y me ha dado tiempo (cosas de haber jugado un cuarto de siglo al baloncesto, qué quieren), de ver pasara a un carajote vestido de primate. ¿Nadie más lo ha visto?

    Pues anda que.

    ResponderEliminar
  4. Yo he contado 28. Y ya nos contarás lo del primate...

    :-s

    X.

    ResponderEliminar
  5. Yo 27 y un mono...

    Si acierto me convalidarán algún crédito de libre configuración? :-P

    ResponderEliminar
  6. Yo no se si he hecho trampas, he sido incapaz de contarlos a la vez, siempre me perdia en algun punto, así que lo que he hecho es ver el video contando solo los pases de los de blanco (15) y luego volverlo a ver contando los pases de los de negro (19), así que he contado 34 pases

    ResponderEliminar
  7. Efectivamente el truco está en el gorila, que casi nadie ve. Sigo en el siguiente post.

    ResponderEliminar
  8. ¿Por qué los de negro les tocan el culo a los de blanco? El gorila, creo haberle reconocido, ¿es el de Brassens?

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.