Yo no sé cómo puede haber gente a la que le caiga tan mal, con la ternura que a mí me inspiran todas las formas de la estupidez.
O dicho de otra manera: yo también puedo ser críptico, ji ji.
Escribo esto porque me siento juguetón y malignillo (ji ji ji), hoy, pero sobre todo porque era o esto o ponerme a cantar el cumpleaños feliz a la Muchacha (te deseeeaaamooos tooodooos, etc), a quien anoche gané una apuesta (ña ña ña) porque la muy cretinilla (prrrt) pensó que yo sería incapaz de tenerle un regalo de cumpleaños a tiempo, y claro, si ahora voy yo y me pongo a decir cumpleaños feliz cumpleaños feliz (te deseeeaaamooos tooodooos) y alguien va y lee los blogs del mundo y encuentra que es el cumpleaños de quien sea, se le va a activar el modo sherlokholmesco y para qué queremos más. Con lo bien que hemos ocultado todos hasta ahora su identidad, ¿eh? Se nos ha dado de muerte. Vamos, se nos da tan bien que porque ella me dice “eh, tú, aquí, aquí” cuando me ve, que si no es que igual hasta soy capaz de despistarme yo solo, y todo. A torpe a mí no me gana nadie. Na-die. Y de prueba, aquí está mi piloto automático, que esta mañana me ha sorprendido devolviéndome al control manual cuando yo pensaba que estaba entrando en el cuartel general de la secta y qué va, qué va, estaba yo delante de una tienda de muebles. Todos los días pasando por las mismas escaleras mecánicas y cruzando los mismos andenes y de pronto se ve que a mi subconsciente navegante le da por explorar, sin avisar, sin decir “¡agárratem que vienen curvas!”, nada. Y uno termina mirando ahí los sofás y los sillones en el escaparate y diciendo ¿eh?. Pero bueno. Centrémonos. Cumpleaños feliz. Así que para disimular y ampliar el espectro, mis felicitaciones también a Herman Melville y Sam Mendes, que también cumplen años hoy (bueno, al menos el segundo, que aún vive), y celebremos todos el Día de las Fuerzas Armadas de Angola y que hoy se cumplen 234 años de que el Oxígeno fue descubierto por tercera vez, signifique eso lo que signifique. ¡Fiesta!
Pues .... unámonos a la felicitación colectiva.
ResponderEliminar....¡Y que cumpla muchos más!
pues felicidades Muchacha!!!!
ResponderEliminar(metarrareza)
Debe ser curiosísímo recibir felicitaciones de desconocidos-conocidos virtualmente para tí...
este mundo bloguil...
Yo creo que esta fecha, al margen de efemérides pobres, en este país por lo menos, suele ser muy feliz... la gente se va de vacaciones!!!!!!!
bersos bonico
que lo paseis muuuuuuuy bien, jiji
Fiesta, fiesta!
ResponderEliminarponed un mambo, que me lanzo a la pista!
Lui: se queja, se queja. Pero como es poetilla ella, pues se queja bonito, y yo siempre termino diciendo "¡oooh!".
ResponderEliminarY la omnipresencia es algo terrible. Pensar, cada vez que voy al baño, que los seres omnipresentes están ahí, en la ruta entre mis residuos y la taza... pobre Dios, por ejemplo. Y pobre Melville, ahora que lo dices. Yo lo hago sin querer.
Verónica, colectivísima fue, pero cuantos más mejor. Y muchos más, sí, muchisísisimos más.
Aroa, ejem, vale, ejem, debe serlo, ejem, y sí, bueno, quienes tengáis vacaciones, ejem ejem.
Bersos para ti también. Y yo creo que sí lo pasamos bien, sí, ji ji.
Martin: no hubo mambo, pero por no haber venido. Si no anda que se tarda mucho en bajar un disquejo.
Me dejas de piedra con la efemérides. Pobres antepasados, tanto tiempo sin respirar.
ResponderEliminarLo mío fue corto pero estupendo. Se acabó la sangría, se acabó el mojito. Y me fui.
PD. Le he dado mil vueltas a lo del escaparate de los sillones y no lo pillo. (Posiblemente, ni falta que hace).
Las efemérides es lo que tienen, esta religión de la literatura tiene tantos santos que, si miras fechas, siempre hay algun santo que ha nacido o muerto casi cualquier día...
ResponderEliminarLo de la fiesta, bueno, te cuento, el resto seguimos de manera rigurosa y sistemática: acabamos con toda la bebida (absolutamente toda. Menos las cervezas, pero eso no cuenta), y luego nos fuimos a devastar Madrid, que estaba vacía, nuestra, con eso de la operación salida.
Y lo de los sillones, no lo pillas porque es muy triste, es una confesión de torpeza y sonambulismo, que iba yo tan torpe al trabajo que me despisté, me metí por la calle que no era y en vez de en la puerta de la secta terminé en la calle de al lado, mirando una tienda de muebles y diciendo ¿eh?
Esto... A mí todavía no me ha llegado ninguna copa. ¿Podría decirle alguien al de la bandeja que venga por aquí?
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