Venga, venga, rapidito, que nos tenemos que ir de vacaciones: vengo a contar qué he hecho durante todo este tiempo en el que no he escrito nada por aquí.
No he hecho nada. ¡Hasta luego, felices vacacio...! ¿Qué?
Cierto: no haber hecho nada nunca fue excusa para no escribir aquí.
Vale: mentí. He hecho un montón de cosas. Sobre todo a nivel celular, a nivel celular he estado ocupadísimo.
Lo más destacable que he hecho ha sido un particular remake de cierta escena de Bailando con Lobos (una escena que incluía un colt y bastante ausencia de ropa, bastante exacta salvo por los indios, que en lugar de indios fueron imaginarios asaltadores de casas) y soñar, una noche, que íbamos la Muchacha y yo en un taxi que compartíamos con Emilio Aragón.
Sí sí, ahí, a mi ladito, se sentaba Emilio Aragón: no sé si fue una pesadilla, porque mis pesadillas siempre son así de raras -si son pesadillas y no sólo sueños raros-. Aunque quizá a alguien con menos sangre que yo sí que le habría dado miedo tener ahí a Emilio Aragón. Ese señor que exporta Médico de Familia a otros países para que la adapten y la editen, que yo no sé cómo eso no cuenta como arma de destrucción masiva. Ese señor que posee La Sexta, también.
Me pasé todo el sueño pensando qué decir que no fuese que si le molaba Chuck Norris. Pero no se me ocurrió nada.
También he hecho más cosas pero después de hablar de Emilio Aragón a ver quién va y las cuenta.
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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.
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