Así está mi ausencia: justificada.
Así mi silencio: justificado.
Concretamente, mientras escribo, justificado a la izquierda. Espero que luego quede a línea completa. Es que me gusta mucho ver a todas las líneas distintas pero iguales en su longitud.
Mi silencio, decía. Es que estaba ocupado, sabes. Ahora tengo un perro que pasear. Y, hum, eh, también tengo otras cosas que hacer, como por ejemplo, uh, cosas que no puedo poner aquí porque son secretas, shhh, secretísimas.
Pista, vale: incluirá foto de frente y foto de perfil.
Y por otra parte es que estamos la Muchacha y yo aprovechando los vacíos en las series de rigor para ver The West Wing a todo trapo. Y yo, por mi cuenta, me he enganchado a otra serie, justificadísimamente porque se llama Justified.
A ver: cada uno tiene sus obsesiones y sus cosas. Se ve, por ejemplo, cuando miras las nubes y te preguntas ¿qué ves?
Hay quien ve doncellas rubenescas, hay quien ve dragones y malandrines, y yo veo revólveres y jinetes y cosas así. Porque, recordarás, a mí es que el género ese tal del western me gusta un poco obsesivamente.
Pero quizá no sea tan raro ver una serie contemporánea y distinguir, en el mundo actual, a un pistolero del Far West, cuando el prota de la serie luce la misma cara que lucía en Deadwood y, además, va por ahí sombrero en lo alto, botas a los pies y pistola al cinto, y tiene la habilidad, la manía y la costumbre de desenfundarla con mucha soltura. Ved, ved:
Así que tengo muchas cosas que hacer. Encima mi jefe es un tipo absolutamente incomprensivo que me hace trabajar. Anda que va y me dice "oye David, vete a mirar nubes al Retiro" o "vete a casa, que seguro que te apetece más echarte una siesta que estar aquí" o "deja, deja, que hoy lleno yo las botellitas de agua". Nada de eso. El tío empeñado en que justifique mi sueldo.
Mientras, me consta, el mundo no ha sido considerado conmigo y ha seguido girando, con algún tropezón mayúsculo (ay, Japón) y algún tropezón tonto (ay, Sporting). Hay guerras, hay radioactividad, hay de todo.
Pero no pasa nada: ya somos uno más para opinar sobre cómo está el mundo. Desde el sábado, Valentín opina gráfica y olorosamente en las calles. Lo hace muchísimo mejor que los tertulianos que sobreviven a los parpadeos del zapping. Pero mejor no hablo del zapping porque si no voy a terminar preguntando si alguien sabe quién es Victor Sandoval y por qué sale todo el rato en Telecinco clamando ¡tragedia, oh, el horror! sin referirse ni a Libia ni a Fukushima.
En fin, que interrumpo mi silencio. Escribiendo. Qué estupidez, como si escribir fuera hacer ruido, más allá de el runrún del teclado. Vamos a interrumpirlo pues con algo que suene, ¿no?
Por ejemplo, con Simon & Garfunkel. Versionados, claro.
4.4.11
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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.
Mientes, como siempre, mientras la botella llena de agua por tu jefe reposa en tu mesa. Mientes, como siempre, mientras la tarde del día de la metereología tu jefe te dijo "vete, vete a tu casa y échate la siesta o pasea a Valentín o mira la estúpida película esa -Machete-". Por lo demás, dices la verdad, como siempre.
ResponderEliminarVíctor Sandoval... Esto... Sí hombre: ¡ese que sale en Telecinco!
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