el fujitsu
Tal cuál, como el del anuncio. Fujitsu, el fujitsu. Niños, un poquito de fujitsu. Gritar "¡FUJITSUUU!" cuando los vecinos meten escándalo de madrugada (y uno no vive en mi barrio, donde el escándalo de los vecinos no se escucha gracias al escándalo de los demás vecinos, que lo hacen todo tan homogéneo).
Y en eso han consistido las fiestas de este año de 2007, resumiendo mucho y practicando algo de origami con la realidad (o la versión cutre y rota que monta la memoria de ella): En el fujitsu y, sorprendentemente (¿alguien se ha parado a observar la inmensa cantidad de letras e que tiene esa palabra? No te molestes: cinco, ya las he contado yo), los Queens of the Stone Age, porque quién podría imaginarse a priori que el riff ciclotímico (je, je je) y óseo (porque se mete por los huesos, y los hace moverse) de No One Knows sería el temazo de mi disco, ese disco tan plagado de temazos, por otra parte, y no es inmodestia paterna, no, que me lo han dicho dos personas (lo cuál supone un aumento en el número de personas considerable, de dos también, casualmente, con respecto a aquellos otros años remotos en los que yo, iluso, inocente y generoso hasta la estupidez, grababa discos con fe y con cariño).
En fin. Esta noche no he dormido. Como mucho, me he echado una siesta. Entre el cambio horario y que tengo yo mis cosas que pensar (estupideces, mayormente. Aviso porque estas cosas siempre generan una curiosidad halagadora pero) y mis accesorios que conseguir para el Toyota Celica para el que vivo en el Need for Speed Underground 2 (negrísimo como una mancha de alquitrán en mitad de la noche. Lo que me tranquiliza respecto a esta última obsesión mía de pintar los coches de naranja), decidí que no me daba la gana dormir. Y así de paso cumplía citas pendientes con Tony Soprano y con Alfredo Bryce Echenique, ese grandísimo ente que da la impresión de llenar páginas con la misma facilidad y velocidad con las que arranca risas al yo leyente.
No he dormido, en suma, porque no me ha dado la gana, que es el mejor de los motivos, y también porque hoy quería estar hecho polvo y también porque hoy me daba igual estar hecho polvo. Y no va mal el plan, la verdad. Ayuda que Porcupine Tree ha sacado (hoy: extraño día este en el que ni internet ni el mundo real se deciden a tomar la delantera) un EP que se llama Nil Recurring, y aviso, el link no va al EP, sino a la página de Wikipedia sobre él, aunque eso no es nada que probablemente algún link de la derecha no pueda remediar (concretamente el de Shareminer tiene buena pinta). Y en fin, no he dormido porque hoy andaba yo buscando esa textura del aire que a veces no es que sea deseable ni propiciatoria ni ná de ná, sino simplemente imprescindible. Y la atmósfera (léase polución) ayuda, vistiendo Madrid de un gris brillante que me suelta un guantazo en la retina cada vez que miro por la ventana y que yo no puedo dejar de mirar a pesar de la ceguera subsiguiente que no deja de resultar práctica porque, cada vez, soy capaz de visualizar sobre la pantalla el perfil de Madrid tras cada parpadeo.
Y no dormir ayuda a mantener el equilibrio cuántico entre las dos opciones que a estas alturas de la vida (es septiembre, han pasado las fiestas, empieza la vida seria) siempre aparecen reclamando, brazos en alto y voces agudísimas, ser elegidas y ejecutadas con rigor y presteza: Autoanálisis SÍ o autoanálisis NO.
En favor del autoanálisis SÍ está el que ya vaya siendo hora de plantearme ciertas cosas, como por ejemplo por qué mis amigas, que me quieren más de lo que deberían, tienen tanta facilidad para llamarme cosas que enpiezan por "in" (desde intolerante hasta inconexo, recorriendo todo el espectro) y aún así decidir luego que no son suficientes palabras y aprobar por unanimidad una noción que incluye las palabras que empiezan por i (desde imbécil a idiota, recorriendo todo el espectro), pero en cambio esas otras mujeres que no es que sean mis amigas o no pero con las que yo de todas formas retozaría gustoso vienen dedicándose, de un tiempo a esta parte, a desaparecer sin dejar rastro pero dejándome visiones de piedad y lástima en la distancia (ah, esas figuritas que me ponen ojitos desde el horizonte, mientras su luz se desvanece en el infrarrojo según se aproximan a la velocidad de la luz en su fuga) o a responder con el silencio administrativo (el fujitsu) cuando la conversación llega a esos temas que uno, a veces, termina proponiendo, más por buena voluntad que por tener fe alguna, para rematar la velada. Qué inmensa cantidad de comas. Leer eso tal y como lo pensaba al escribirlo es como un ejercicio de esos de andar dando saltitos de un neumático a otro (lo habrás visto mil veces en las películas militares yanquis). Que no es, tampoco, que sea tan grave, eso de que a uno no le contesten. Uno se enfurruña, gruñe un rato y tal, pero al fin lo que jode no es el silencio, que es un no clarísimo y rotundo, sino el no en sí. Que digo yo que alguien, alguna vez, podría equivocarse. Pero bueno. Una grieta más para mi por otra parte megalítica autoestima. Nada que no se arregle con una capita de encalado y no mirando mucho.
Y es que a veces el mundo tiene la generosidad de enroscarse sobre si mismo y abrir ante uno el abanico de la fantasía, de los futuros posibles, y se ve todo muy bonito, pero a la que uno se pone a caminar hacia ahí se descubre pisando el vacío o chocando con una pared, o sometido a ese silencio de destierro que empieza borrando las proposiciones y termina borrandole a uno entero, bote de tipex enorme y repelente, o escuchando, efecto Doppler mediante, esos comentarios que serían tan halagadores si no le hiciesen a uno sentirse tan profundamente estúpido.
Y se me olvidaban las razones en favor del autoanálisis NO. Pero son exactamente las mismas que las de la opción SÍ.
En fin. Leo por ahí que The Old Dead Tree también anda con un disco nuevo por ahí. Gestos prometedores, o que puedo convertir en prometedores, bendita adicción musical. Algo con lo que emocionarse, algo que perseguir, algo que buscar y que me alegrará los ratitos que van entre pulsar el play y el final de la última canción.
Así que ea, hoy dos canciones. Y en cuanto tenga alguna foto, edito el post y la meto también.
En fin. Que empieza la semana sin nubes, lo cuál es de agradecer, porque a mí me encanta la lluvia, ya lo sabes, pero tal y como funciona la relojería del universo últimamente a mí podía lloverme de todo, empezando por paraguas de esos con punta.
Pues a mi en realidad me irrita mucho más el silencio que el no rotundo. El no rotundo lo entiendo; jode, pero es claro y luminoso; te cierra un camino para abrirte otro -en el mejor de los casos- o te lo cierra y punto.
ResponderEliminarEl silencio es otra cosa. Deja abiertas puertas a posibilidades que no las merecen; crea un halo de misterio a situaciones que no poseen tal lujo, y te hace perder el tiempo buscando salvaciones ridículas.
Es, en definitiva, el no rotundo más cobarde. Y la culpa será nuestra, por flipados, pero me da a mi que una respuesta es lo mínimo, siempre, y un no claro y verbal a buen tiempo también es lo suyo. ¿No?
Estoy totalmente de acuerdo en lo de preferir lo explícito a lo implícito sobre todo si lo implícito es silencioso, porque yo, animalito de costumbres, le tengo mucho cariño al ruido, pero sobre la cobardía o la valentía de un no frente a un silencio, y a pesar de ser la víctima, digamos (y es mucho decir, porque no me veo sangrar ni se me escapan lagrimillas), del caso, no estoy de acuerdo ni creo que sea tan fácil como para reducirlo a una cuestión de ser la opción más valiente. Lo digo porque según te leía pensaba en los perros; los más ladradores son los que más miedo tienen. Y no es que sea una metáfora muy propia, lo sé, pero todo depende de qué haya detrás de ese silencio, porque hay veces que callarse es difícil. Al fin y al cabo la cosa no se iba a quedar en el "no"; no sé tú, pero yo no soy la clase de persona que puede evitar preguntar ¿por qué? ante cualquier cosa, más ante esto. Y conociendo a la muchacha, y sobre todo conociéndome a mí, no puedo dejar de preguntarme si ese silencio no era, en realidad, un silencio protector. Terapia fría.
ResponderEliminarPero son todo teorías sin base: Lo cierto es que ella sabrá qué había detrás de ese silencio, y yo no, y ante la falta de información no puedo opinar con justicia. Y bastantes veces lo he hecho ya a lo largo de mi vida para seguir haciéndolo ahora que soy consciente de ello.
Es lo que decía, preferir el silencio al no termina siendo algo circunstancial: La respuesta es la misma, y siendo honestos y mirándolo todo en conjunto, la respuesta que yo prefería era el sí. Y a falta de esa, todas las demás, tenga la forma que tenga, terminan siendo la misma.
Qué respuesta más larga, carajo.
uhm. No sé yo. En fin, vamos a quedarnos con lo que podamos, al final, así que...
ResponderEliminar(paciencia. a cada cuál lo que le sirva)
Pues con mi simplicidad natural no termino de hacerme a la idea de que "temas que uno, a veces, termina proponiendo, más por buena voluntad que por tener fe alguna, para rematar la velada" estamos tratando. Puedo imaginarme algo pero no sería la primera vez que la imaginación me falla. Aún así, el silencio me parece una falta de respeto, prefiero una excusa típica. Al fin y al cabo es un formalismo y todos sabemos lo que significa pero por lo menos no es silencio que además, resultan muy incómodos.
ResponderEliminarUn saludo.
El silencio suele dar lugar a malos entendidos. Lo mejor sin duda es preguntar directamente y a bocajarro... que bien se me da la teoría y malamente la práctica. en fin.
ResponderEliminarA mi se me ha acusado de creerme un poco el ombligo del mundo por una quistión maomenos parecida.