17.1.11

¿qué quedaba por hacer?

Hola. Qué tal. ¡Cuánto tiempo, otra vez! Esta (vez), mi ausencia no se debe a que ande por el Far West, pegando tiros, pues siendo como soy un tipo cabal, responsable y disciplinado apenas pongo el jueguecito yo, qué va, y si la Muchacha me corrige, notad el tono de broma. Pero si tiene la pobre que quitarme los platos y el estropajo de las manos y esconderme la fregona y el cubo y empujarme al sofá y ponerme el mandito en las manos, en serio...

Decía que mi ausencia no se debe a eso. Se debe a que he estado muy ocupado pensando qué más podía yo hacer para resultarle insultante al mundo. Y como siendo matemático ya hice mi primera entrevista, pues he pensado ahondar en el declive del periodismo por la vía de hacer cosas del género y que, total, ya que me ponía por qué no, también, darle palos a alguna arte noble.

Así que he escrito una columnita de opinión sobre una pieza de teatro.

Cada día que pasa soy un tipo más repugnante.

1 comentario:

  1. Leida tu crítica, te dejo aquí y no allá el comentario: me ha gustado y estoy de acuerdo contigo, en lo general (también recelo del teatro) y en lo particular, ese Don Mendo en concreto. Hay sin embargo quién dice que el equívoco con el teatro reside en que no está emparentado con la novela (y menos aún con el cine), sino con al poesía

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.