Después de apuntar docenas de ceros y de treses y de escribir otro par de docenas de veces las palabras "mal" y "muy mal" (y de rechazar mi pregunta de ¿se puede responder fatal?), me pregunta la encuestadora:
-Y dígame: si construyéramos una escala donde el cero fuera la extrema izquierda y el diez la extrema derecha, ¿dónde se situaría usted?
Yo pienso en que un diez es en el imaginario colectivo una matrícula de honor y un cero un suspenso fatal y considero si hago algún comentario al respecto, pero asumo que la buena mujer tendrá cosas mejores que hacer que aguantar mis tontadas y que, además, el imaginario colectivo no es tan burro como para no entender que es una mera cuestión de ejes de coordenadas, así que respondo.
-En el tres.
-¿Y al PP, dónde lo situaría?
-En el siete.
-¿Y al PSOE?
-En el seis.
-¿Y a Izquierda Unida? -termina.
A estas alturas izquierda y unida son las palabras que más he repetido aparte de cero, tres, mal y muy, en todas las preguntas sobre intención de voto y de recuento de votos pasados que me describen más como un militante que como lo que soy, alguien que vota a IU y odia a los comunistas, pero es que es eso o merendarme la papeleta, en fin.
-Un cinco -le digo.
Yo intento mantenerme serio con estas cosas y preguntar sólo dudas y responder lo más formalmente que puedo, pero en ese momento la buena mujer se ha echado a reír por segunda vez en la conversación telefónica.
Así que bueno, ya que el azar me ha designado representante de unos cuantos a la hora de mostrar una opinión sobre política dormid tranquilos, que he gritado bien fuerte el asquito que dan políticos, empresarios y demás faunas. Y encima le he alegrado un poquito la tarde a una pobre mujer que a las siete y pico de un viernes seguía currando como una bendita.
-Y dígame: si construyéramos una escala donde el cero fuera la extrema izquierda y el diez la extrema derecha, ¿dónde se situaría usted?
Yo pienso en que un diez es en el imaginario colectivo una matrícula de honor y un cero un suspenso fatal y considero si hago algún comentario al respecto, pero asumo que la buena mujer tendrá cosas mejores que hacer que aguantar mis tontadas y que, además, el imaginario colectivo no es tan burro como para no entender que es una mera cuestión de ejes de coordenadas, así que respondo.
-En el tres.
-¿Y al PP, dónde lo situaría?
-En el siete.
-¿Y al PSOE?
-En el seis.
-¿Y a Izquierda Unida? -termina.
A estas alturas izquierda y unida son las palabras que más he repetido aparte de cero, tres, mal y muy, en todas las preguntas sobre intención de voto y de recuento de votos pasados que me describen más como un militante que como lo que soy, alguien que vota a IU y odia a los comunistas, pero es que es eso o merendarme la papeleta, en fin.
-Un cinco -le digo.
Yo intento mantenerme serio con estas cosas y preguntar sólo dudas y responder lo más formalmente que puedo, pero en ese momento la buena mujer se ha echado a reír por segunda vez en la conversación telefónica.
Así que bueno, ya que el azar me ha designado representante de unos cuantos a la hora de mostrar una opinión sobre política dormid tranquilos, que he gritado bien fuerte el asquito que dan políticos, empresarios y demás faunas. Y encima le he alegrado un poquito la tarde a una pobre mujer que a las siete y pico de un viernes seguía currando como una bendita.