2.9.08

álgebra



Dice la Wikipedia, con toda la razón del mundo, que el Álgebra es la parte de las matemáticas que estudia las estructuras, relaciones y cantidades. Además es algo que da repelús y que probablemente, campando ahí en el título, me esté espantando a dos tercios de la audiencia: qué se le va a hacer.

El Álgebra es esa cosa que, en las películas yanquis, las rubias rotundas andan siempre suspendiendo con sumo fastidio. Aquí en nuestro país, para suspender Álgebra, uno debe matricularse, por ejemplo, en alguna ingeniería, y ver como le desdoblan las matemáticas en dos ramas gordas y lustrosas, por un lado el Cálculo y por otro, esto; el Álgebra. O, claro, siempre puede uno meterse a matemáticas y ver cómo le van surgiendo Álgebras y más Álgebras, y disfrutar viendo como con el paso de los numerales junto al nombre de la asignatura se va volviendo todo salvaje según esas estructuras y esas relaciones dejan de ser las de toda la vida.

En cualquier caso, la idea es que Álgebra es todo lo que uno hace cada vez que tiene alguna cosa (la estructura, los elementos), una forma de mezclarlas y de hacer que interactúen (sumándolas, multiplicándolas, mezclándolas, encajándolas), y de ver qué pasa con ellas después.

En ese sentido yo, este fin de semana, lo dediqué principalmente a filosofar sobre el Álgebra de las relaciones, con la evidente particularización de la mía en concreto. Me levantaba yo por las mañanas, miraba mi cama sin deshacer, sin rastro de mi cuerpo pese a la noche pasada sobre las sábanas y el colchón, y pensaba que en esto de las personas, la suma y la resta no se aplican igual que cuando uno se dedica a sumar o restar manzanas o a echar cuentas para que el chino de la esquina no le estafe a uno con el cambio (como, por cierto y con mucha ternura, hace sistemáticamente, pero eso es tema para otro post). Que uno, digamos yo, mas uno, digamos ella, sean dos, no lo discuto. Pero que yo, sin más, con el añadido de cero unidades de Muchacha rondándome y en solitario, alcance la cifra de uno es cuanto menos dudoso, si nos atenemos al rastro que uno deja, a esas arrugas de la cama que no logran ni formarse, a esa almohada que ignora, con esa mansedumbre tan engañosa que tienen las capullas de las almohadas, que se ha pasado seis u ocho horas sujetando un craneo durmiente.

En rigor todo esto es tontería, es una cuestión de unidades, de medir por parejas, la pareja es uno, y el uno, a secas, es cero parejas (un álgebra de números pares, algo trivial), pero era bonito pensarlo así; yo mas ella igual a un pequeño y escandaloso todo, y yo, sin ella, igual a nada, pero siempre forma un dulce homenaje a aquella cosa que inventó, como sin darse cuenta, el matemático persa Muhammad ibn Musa al-Jwarizmi, al escribir su libro Al-Kitab al-Jabr wa-l-Muqabala, del que sacamos el nombre de esta asignatura, de este post, cogiendo la parte de al-Jabr. A fin de cuentas, él pretendía, con su tratado, explicar el Álgebra para su uso en la vida cotidiana. Así que supongo que es de justicia que, trece siglos después, un matemático cualquiera pueda ponerse a pensar en su soledad y en lo que echa de menos a su novia rindiéndole tributo.

Va por ti, Muhammad. Ya sumo uno otra vez, y la cama, esta mañana, retrataba figuras en perfiles de arruga y valles de tela tibia. Qué alivio.

4 comentarios:

  1. yo que siempre suspendí matemáticas, religiosamente, cada primer cuatrimestre... y mira

    aplicao a todo todito

    demonios!

    (no quiero oir nada sobre color de pelo)

    ResponderEliminar
  2. Yo también pinso mucho en su soledad, en la de Muhammad, que por ser persa solamente lo conocen gente como tú. Pero mucho, mucho. ¡Ay, si hubiera sido de Minnesota, hasta Disney le habría hecho una peli!

    Pero por ser persa, a joderse.

    ResponderEliminar
  3. Las relaciones son las matemáticas más exactas con toda su inexactitud. Yo soy de Letras Mixtas, que era algo raro, pero que me permitía no separarme de las Matemáticas. Ahora me dedico a los números y me fascinan. No comprendo la vida sin ellos, ni sin la Literatura. No te voy a decir poeta porque te enfadas, pero... Anda, hombre, qué leche: ¡Poeta!

    ResponderEliminar
  4. Aroa: triguirinha guapa. Toma, ¡sobre el color del pelo, ji ji! ¿Qué me vas a hacer, eh?, ña ña ñaaa...

    (Vaya: ahora de pronto tengo miedo)

    Nán, hombre, no sé, yo creo que aunque sea persa o de Minessota, si es matemático sólo lo conocemos nosotros, los matemáticos: así a bote pronto te diría que el único matemático yanqui que te podrá decir alguna gente es John Nash, por la peli de Una Mente Maravillosa, y los matemáticos no le tenemos en demasiada estima porque, a fin de cuentas, sólo ganó un Nóbel de Economía, que para nosotros es como una piltrafilla de premio (como Nóbel nos despreció a nosotros, nosotros a los nóbel no les tenemos mucho cariño). Y que puestos a citar matemáticos célebres los mejores han sido Euclides, Pitágoras, Newton, Gauss, y Galois, que son dos griegos, un inglés, un alemán y un francés, y si sigo pensando mayormente me acuerdo de más alemanes, un par de ingleses y algún ruso y algún indio, pero americanos no me vienen, no. Los matemáticos, quizá por ser poquitos y tener nuestra propia patria al margen del mundo, nunca hemos hecho mucho caso en temas de fronteras.

    Carmen, me enfado, mira, ¡grrr! Aunque hoy tengo más motivos para estar cabreado contigo. Anoche me dijeron que por tu culpa, por lo visto, los viernes por la noche van a dejar de existir, tal y como son. ¡Ay!

    Lui, hay toda una rama del álgebra que estudia qué pasa si por ejemplo eso es cierto y 1 + 1 = 2. Es fácil. Coges un metro, lo enrollas sobre sí mismo y pegas el centímetro 0 con el 100, y 1 metro es el mismo punto que 0 metros, y que 2, y 3, y 27... algebra módulo 1. Y se sacan cosas muy graciosas de ahí. En fin. Vamos, que todo es ponerse, pensar que por qué no, y ver qué pasa. Más o menos como con eso de las reagrupaciones, ji ji, aunque igual no tan previsible a veces.

    Las almohadas a veces se merecen a conciencia los trompazos que se llevan para recolocar su contenido de manera uniforme.

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.