7.6.06

¿Alergia a la estupidez?

Claro, uno se levanta con pensamientos como ese y en seguida tiene que ponerse a buscarles motivos, porque uno siempre se dice que no puede ser, che, si nada ha cambiado de ayer a hoy ¿por qué hoy el mundo parece un páramo hostil y paralítico, y ayer no? Ya no recuerdo qué parecía ayer. Pero no un páramo hostil y paralítico, uno se fija en esas cosas. ¿O no? ¿Cómo saberlo? ¿Me hubiese fijado? ¿Será siempre así y no me habré fijado nunca?

Ciertas cosas ayudan. Salir de casa y encontrar el barrio súbitamente desierto y festivo, ¿me habré perdido una guerra nuclear o un día de fiesta? Pero es miércoles, no sábado ni domingo, y sé que en estas fechas no hay puentes ni cosa parecida, hmmm: Desconcierto.

Y pienso si no sería la exposición de ayer a la estupidez. En la empresa en la que estamos destacados mi compañera y yo, alguien celebraba que el viernes se casa (pobre) trayendo queso, jamón, patatas y alguna botella de vino. Así que claro, a última hora la gente no trabajó mucho, y se dedicó a montar una tertulia en la cuál uno que hay por aquí al que se encanta escucharse y tener opiniones interesantísimas sobre todo disfrutó como un enano. A mí ya me estaba quemando, porque no hay confianza y no le puedo responder así como así (ya me conoces, así que me comprendes). Pero es que entonces llegó Mr. Licenciado en Físicas, un impresentable que no hacía más que soltar tonterías y defenderlas diciendo "que sí, que sí, que está matemáticamente probado", y yo cada "matemáticamente" lo sentía como una puñalada en el orgullo, como una coz en la barbilla, como un estrujar de huevos. En fin, uno de esos productos criados a base de acumular lecturas de Asimov, revistas Año Cero y toda gilipollez que pasase ante sus ojos, que decía que la ciéncia había demostrado que sólo existía un único dios y que al fin y al cabo ya Santo Tomás había demostrado su existencia. Con qué alegría usaba la palabra "demostrado".

Yo tuve que irme a la calle un rato, a que me diese el aire y a gritarle a un buzón de voz mi desesperación y mis ansias homicidas. Santo Tomás no era un gran lógico, y su argumento era del tipo "si A entonces A", que en fin, para monjes y curas que asumen A es muy bonito.

O tal vez no sea nada de eso, y esta melancolía venga de otra parte, no sé, del transcurrir habitual de los ciclos maníacodepresivos, o tal vez esté enamorado, o tal vez, o tal vez, o tal vez. Se empiezan a acumular los tal vez, y de seguir así encontraré tantas posibilidades, tantas causas, que lo raro será que de vez en cuando me olvide y esté contento y sonría y vaya por ahí dando brincos.

Así que nada, renuncio. Se cierran las escotillas, se hace ulular la sirena, se despierta a la tripulación, se gana profundidad y a dormitar escuchando el hipnótico "bip, bip" del sónar, y que la tormenta arrecie en la superficie, que yo no voy a asomar ni mi periscopio, con su lacito rosa en la cumbre y sus guarrerías pintadas por un marinero festivo en el visor. Saquemos el schnapps, o como se llame, y recemos porque nos alcance el diesel.

2 comentarios:

  1. Uy, pues mejor que compres antihistamínicos, porque la estupidez está en todas partes. ¡Es peor que el polen! >_<

    Y si es un ciclo maníacodepresivo yo no me preocuparía: lo bueno que tienen los ciclos es eso, que dan la vuelta (y luego esa misma característica pasa a ser lo malo que tienen, pero de momento es lo bueno. ¿Ves? si es que quien no se anima es porque no quiere).

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  2. Còmo te entiendo, y para esas circunstancias, una frase "la inteligencia humana es limitada, pero la estupidez no tiene lìmites"; me hacia mucha gracia cuando era joven y bella.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.